sábado, 31 de julio de 2010

Rubén Darío. Azul... Cantos de vida y esperanza (José M.Martínez)

Ésta fue la primera de mis ediciones críticas preparadas para la editorial Cátedra. La verdad es que fue un proyecto que me ilusionó mucho, pues se trataba de editar dos piezas clásicas y claves de toda la literatura hispánica, y que también me llevó bastante trabajo. Conseguí localizar las primeras ediciones de cada libro, así como los manuscritos de muchos de los poemas y sus primeras apariciones en libros y revistas y tomarlas como base de la mía, que lleva un interesante aparato crítico y una amplia lista de variantes. Si no me equivoco, es también de las pocas ediciones modernas de Azul... que incluyen las notas que el propio Darío añadió a la segunda edición de su libro, de 1890, una vez que las cartas elogiosas de Juan Valera le abrieron las puertas de la fama. También le dediqué bastante espacio a las notas explicativas.

Por razones fuera de mi control y del control de la editorial, la primera y la segunda edición salieron con bastantes erratas, que fueron corregidas en la tercera edición, la del año 2000. Actualmente creo que va por la novena edición. Fue reseñado en la
Revista Iberoamericana (180 [1997] 549-551, USA)  y en la Revista de Crítica Literaria Latinoamericana (XXVI:52 [2000]: 317-18) y fue el punto de partida para otros artículos míos sobre Rubén Darío, como el relacionado con las fuentes de Azul... (Hispanic Review 64:2 [1996] 99-115), o el referido a la decisiva participación de Juan Ramón Jiménez en la edición de Cantos de vida y esperanza (Hispanic Poetry Review I:2 (1999): 21-50. Consecuencia de la investigación para preparar esta edición fue también otro artículo donde recogía una carta inédita de Rubén Darío escrita en inglés, que creo que es la única que se conserva de este tipo (Bulletin of Hispanic Studies LXXIV:3 [1997) 279-92]. Esta edición ha servido de base para muchos otros trabajos sobre Rubén Darío y el Modernismo (Rubén Darío: Azul... Cantos de vida y esperanza. Madrid: Cátedra, 3a. ed. 2000, 466 pp.).

viernes, 30 de julio de 2010

Las esquinas del aire. En busca de Ana María Martínez Sagi (Juan Manuel de Prada)

Como decía en mi entrada anterior, el personaje de Ana María Martínez Sagi llega a convertirse de la mano del narrador en un personaje cautivador, de carne y hueso, y  a oscurecer relativamente los méritos del conjunto, que también son muchos.
      De todas formas, para disfrutar la novela, el lector  tiene que estar dispuesto a superar varios obstáculos. Uno de ellos es su extensión de casi seiscientas páginas, que queda un poco aligerada por la inclusión de fotografías de los personajes históricos de la novela y por bastantes poemas de Ana María intercalados o añadidos como  apéndices. Otro obstáculo podría ser esa mezcla de géneros que persigue conscientemente el autor para alejarse de la novela más típica. En Las esquinas del aire se combinan lo narrativo con lo periodístico,  la creación con la crítica literaria, y lo histórico con lo ficticio. Es una mezcla que no es tan revolucionaria como se nos quiere hacer creer -desde las Vanguardias  'no hay nada nuevo bajo el sol literario'- pero que aquí funciona muy bien y produce una narración donde es difícil -y tampoco tiene mucho sentido- separar cada uno de esos componentes y tratar de encorsetar al libro en una casilla demasiado específica.  El tercer y quizá principal obstáculo puede ser el conocido barroquismo estilístico de Prada, que se manifiesta aquí también sin pudor alguno, muchas veces con hallazgos felices y únicos, pero  también con ampulosidades innecesarias y repeticiones cansinas. 
     Ese barroquismo y exuberancia verbal hace que en los diálogos se oiga la voz del narrador y no la de los personajes, aunque al mismo tiempo es la causa de que algunas descripciones sean muestras de la literatura más conseguida del presente. Quizá lo más negativo en este sentido haya sido no haber podido escuchar la voz propia de Ana María en las grabaciones magnetofónicas finales, pues lo que leemos allí no son las palabras de Ana María sino el reciclado que el narrador hace de esas conversaciones. Esta, a mi juicio, es una de las mayores flaquezas del libro. Haber escuchado las 'verdaderas palabras' de Ana María hubiera sido la culminación lógica e ideal del libro.
     E
n cuanto a la narración ésta toma la forma de una investigación entre periodística y detectivesca. El progreso se va dando a través del descubrimiento y encadenamiento de esas pistas que van a llevar a los tres investigadores (el narrador-aprendiz de escritor, Jimena, su medio novia, y el librero Tabares) al desvelamiento medido y paulatino de la personalidad y la existencia de Ana María, para concluir en el encuentro final y climático con ella y con ese monólogo en el que se atan todos los cabos y se responden a todos los interrogantes que se han abierto previamente. Los recuerdos de Ana María recuperan una vida marcada por el infortunio pero también por la magnanimidad de su carácter, que, a la vez, no siempre es perfecto. Y recuperan también una época o unas épocas de la historia de España (Primo de Rivera, II República, Guerra Civil, el exilio, el retorno) a través de un personaje que a la vez es protagonista y testigo, que a la vez hace la historia y la padece. 
     Hasta el punto de llegada final, la narración se construye con descripciones de lugares y personajes con un tono a veces un poco crudo y distante, y con cierta predilección por lo grotesco, pero que a la vez siempre parecen ser nuevos y pocas veces llegan a cansar. Hay con escenas que oscilan entre lo propiamente detectivesco, otras realmente conmovedoras y otras genialmente divertidas, como las intervenciones que rodean a Pere Gimferrer, que Prada homenajea y convierte en personaje de antología.
     Uno de los capítulos lleva por título 'Almas gemelas', que  el autor dedica a Elisabeth  Mulder, una poeta contemporánea de Ana María con la que se sugiere una relación que algunos lectores entenderán como  platónicamente lésbica y otros como una simple pero intensa admiración personal y literaria.  Pienso también que el título del este capitulo puede ayudar a entender el interés de Juan Manuel de Prada por Ana María. Por razones familiares, de educación y de convicciones personales, Ana María queda descrita como un personaje con de ideas nada comunes en su momento. De la misma manera, el narrador no deja de lanzar puyas más o menos acertadas y más o menos viscerales contra lo políticamente correcto, contra los monopolios culturales que se hacen desde algunos partidos o instituciones, contra algunas izquierdas anticuadas  y miopes y contra algunas figuras de la vida literaria que aparentan más de lo que son. Quizá por eso le haya resultado tan redondo el personaje de Ana María, por haber visto en él una especie de alma gemela.
      Al final creo que el libro puede caber dentro de mis recomendaciones, aunque lo hago con reservas sobre todo por ese barroquismo estilístico que a veces me parece superfluo e innecesario y esa inclusión de poemas y cartas que no siempre son centrales para la trama. (Juan Manuel de Prada: Las esquinas del aire. En busca de Ana María Martínez Sagi. Barcelona: Planeta: 2000, 578 pp.).


jueves, 29 de julio de 2010

Amado Nervo: En voz baja, La amada inmóvil (Ed. José M. Martínez)

Esta edición me la encargó Cátedra pensando sobre todo en La amada inmóvil, el poemario más conocido de Amado Nervo, publicado de forma póstuma y dedicado a la memoria de Ana Cecilia Dailliez. En voz baja está escrito al poco de la muerte de la madre del poeta, y marca su giro hacia una poesía más intimista, menos ruidosa y menos preciosista.

No voy a decir que fue un trabajo fácil, sobre todo porque la poesía de Nervo no es de las más acordes a los gustos de hoy, y por ello leerla no siempre resultó atractivo. Pero me sirvió para conocer mejor toda su obra y descubrir que es un autor al que hay que releer,  entre otras cosas porque fue el escritor más famoso y popular de su momento (más incluso que Rubén Darío) precisamente porque esa poesía es de las que mejor conectaba con la sensibilidad de la época. Y también porque confirmó mi sospecha de que gran parte de la literatura modernista estaba pensada o escrita para un público femenino; por ello el apartado final de la introducción va dedicado a ese tema. Ese apartado se ha publicado  en una versión un poco diferente en
Cervantes virtual. Como edición base de La amada inmóvil tomé la prínceps, preparada por Alfonso Reyes e incluida por éste entre su edición de las Obras Completas de Nervo (Madrid: Biblioteca Nueva, 1920). Para En voz baja use la edición de 1907, también cotejada con la edición de Alfonso Reyes.

Pero creo que lo que más interesante hay para descubrir o releer en Nervo es su prosa, y en especial sus crónicas españolas y sus cuentos fantásticos, como he dicho
en otra entrada de este blog.  En tal género, Nervo resulta mucho más contemporáneo que Rubén Darío, Leopoldo Lugones o Clemente Palma, otros autores modernistas que también escribieron cuentos fantásticos. Nervo les aventaja en el uso de una ironía más posmoderna que nosotros mismos.

La preparación de este libro me sirvió para recoger material para un artículo sobre sus cuentos de ese tipo, también publicado en
Cervantes virtual, y recientemente para dos artículos más, uno sobre el sincretismo religioso de El estanque de los lotos y otro sobre la peculiar recepción de su libro Elevación entre algunos escritores mexicanos. El primero aparecerá en la revista Siglo Diecinueve, y el segundo en un volumen colectivo. Esta edición de La amada inmóvil es un libro para los amantes de la historia de la poesía, de los clásicos y los interesados en el Modernismo y en las meditaciones poéticas sobre la muerte y el misterio. (Amado Nervo: En voz baja. La amada inmóvil. Madrid: Cátedra, 2002).  

lunes, 26 de julio de 2010

El feminismo de Ana María Martínez Sagi


Continúo con mi lectura de Las esquinas del aire, de casi seiscientas páginas, que, en general, me está gustando bastante. Por ahora el personaje de Ana María me parece tan bien llevado que creo que va a acabar comiéndose al resto del libro. Y esto sería para bien, pues no en vano el subtítulo de la novela es "En busca de Ana María Martínez Sagi". Mientras la termino, os dejo citando uno de los párrafos que más me ha gustado,  aquél en que Ana María define su feminismo en una entrevista de 1931: "¿Feminista? Sí, si por feminismo entendemos tener conciencia de nuestros deberes, derechos y responsabilidades, y saber conquistarlos y defenderlos cuando llegue la hora, con nobleza y valentía. No se consigue nada pegando gritos y alaridos, y tampoco haciéndose las mártires y derramando unas cuantas lágrimas.  Lo que hace falta es lealtad y comprensión, y con eso es suficiente para triunfar cuando la causa que se defiende es justa" (Juan Manuel de Prada. Las esquinas del aire. En busca de Ana María Martínez Sagi. Barcelona: Planeta: 2000, p. 205).

viernes, 23 de julio de 2010

Caperucita, en Manhattan y en línea

Hace unas pocas semanas reseñaba aquí el libro de Carmen Martín Gaite Caperucita en Mahnattan, y decía también que lo iba a usar en mis clases por lo interesante que me había resultado. Una de mis estudiantes (Gracias, Erica), ha encontrado el libro completo en internet, en formato .pdf. Puede verse y descargarse a través de este enlace. Mi reseña del libro puede leerse aquí.


(SPAN 2307)

miércoles, 21 de julio de 2010

Melocotones helados (Espido Freire)

Novela que ganó el Premio Planeta en 1999 y que lanzó a su autora a la fama. Pero, como en tantos Planetas, no es oro todo lo que reluce. Hay un tono narrativo más o menos uniforme, que se logra mantener a lo largo de toda la historia, y algunos recursos e imágenes que funcionan bien y son resultones y expresivos. Es el caso de la imagen que da título a la novela, esos melocotones helados cuya receta exacta nadie ha podido repetir y que es como un presagio de todas las vidas truncadas o frustradas que rodean a las tres generaciones de la familia protagonista. También me parece un acierto fundamentar la dolorida y taciturna vida de  Esteban en su etapa con las Kodama. Por su lado, la narración pretende ser más lírica y evocativa que épica o propiamente narrativa, y a veces el lenguaje ofrece hallazgos felices y momentos poéticos dignos de releerse, pero en otras ocasiones, y en general en toda la novela, ese ambiente difuso y más evocativo que descriptivo acaba dañando la narración, y haciéndola demasiado vaga, exigiendo del lector esfuerzos inesperados por hilar y hacer aterrizar la historia.

    También creo que daña a la novela la técnica fragmentaria elegida por la autora, que la obliga a crear elipsis innecesarias, a dar demasiados saltos en el tiempo, también innecesarios, y a producir un conjunto de escenas que al final dejan demasiados datos en el aire, demasiados cabos sueltos, demasiados elementos en un segundo plano también demasiado oscuro. La desdibujada secta del Grial o los episódicos personajes de Blanca y John parecen meras comparsas para justificar los destinos o caracteres de las dos Elsas mayores. Por lo mismo los desenlaces o clímax de las diferentes historias resultan también al final un poco débiles o aguados.


     No estoy seguro tampoco de que los componentes realistas y góticos o fantásticos del libro se combinen armónicamente. Los 'amigos invisibles' de la pequeña Elsa, su muerte, su entierro, el 'casual' encuentro con sus huesos, las truculencias y ritos del Grial, o sus momentos de novela policiaca, quizá deberían haberse sustituido por otro tipo de recursos más acordes al mundo ordinario y más bien crudo y cotidiano en el que viven el resto de los personajes, y especialmente, Elsa, la pintora. Ésta puede estar bien conseguida como personaje de apertura y cierre de la novela, pero  parece vivir en un mundo donde todo lo anterior no puede ser más que fruto de la fantasía o del delirio. 


    En resumen, una novela desigual, con momentos y asomos interesantes y logrados, pero con demasiados cabos sueltos, demasiados personajes e historias a medio contar o a medio hacer y también con una técnica narrativa y un lirismo que oscurecen una narración que podría haber sido y haberse contado de forma mucho más interensante.  Útil para clases sobre narrativa fragmentada, pero quizá para pocos temas más. (Espido Freire: Melocotones helados. Barcelona: Planeta, 1999, 328 pp.).




domingo, 18 de julio de 2010

Arturo ama a Ginebra, y Ginebra ama a Arturo

En la reseña de La rosa de plata, de Soledad Puértolas (16 de julio), decía que el triángulo amoroso formado por el rey Arturo, por su mujer, la reina Ginebra,  y por Lanzarote, uno de los caballeros de la Mesa Redonda, se solucionaba de una forma original y nada tópica, o sea, saliéndose de los guiones de Hollywood. Cito del libro, primero las palabras de Arturo: "¡Pobre Ginebra! La amo ahora, Merlín, mucho más de lo que la he amado nunca y haré todo lo que sea posible para aliviar su sufrimiento. No soporto su dolor. Ahora veo que tengo que sacarla de la cartuja y llevármela a Camelot, que es su casa, y que mi destino es hacerla feliz, porque ya no me importan nada los asuntos del reino ni los de la Tabla Redonda"

Y ahora las de Ginebra: "Mi amor por el rey es profundísimo. Desde pequeña he soñado con él. Ha sido mi héroe y el de mi familia ... Los primeros años de mi matrimonio fueron de una felicidad tal que no soy capaz de describirla. La inteligencia y capacidad de gobierno del rey están fuera de toda duda, pero nunca hubiera imaginado yo que debajo de eso habitara un corazón tan sensible y delicado. Fue una fatalidad que apareciese Lanzarote del Lago en el momento en el que el rey se mostraba un poco distante conmigo, ocupado en campañas pacificadoras... Hay damas frívolas y superficiales que mantienen varios amores a la vez ... pero creo que es porque ellas no se han topado con un caballero como el mío, un caballero de la cabeza a los pies, con las manos dispuestas a la lucha y a la acción, el espíritu lleno de nobleza y valor y el corazón rebosante. Este es mi drama, querer amarlos a los dos y saber, en el fondo, que lo que le doy a uno se lo quito al otro ... A veces imagino que lo dejo y que me voy con Lanzarote del Lago a un país lejano. ¿Cuánto duraría la pasión? Quizá al cabo de los años, Lanzarote se pareciera al rey como es ahora mismo, quizá se volviera distante y melancólico. A lo mejor me falta fe. A lo mejor es que ya he vivido lo que tenía que vivir."

sábado, 17 de julio de 2010

Rubén Darío: Crónicas desconocidas (Günther Schmigalle)

Se reúnen en esta edición cincuenta "crónicas que Rubén Darío escribió en los años 1901-1906 para La Nación, el importante diario de Buenos Aires al que mandaba cuatro correspondencias mensuales desde París, Madrid, y otros lugares de Europa. Son desconocidas, ya que no se han inclido todavía en ningún libro, ni de Darío mismo, ni de los compiladores posteriores (...) Estas crónicas "permiten observar a Rubén Darío en su laboratorio, en esa zona indecisa donde colinda y a veces choca el genio con las necesidades y presiones de la vida" (Rubén Darío: Crónicas desconocidas. Ed. Günther Schmigalle. Managua/Berlin: Academia Nicaragüense de la Lengua/Ediciones Tranvía, 2006, 596 pp.).

viernes, 16 de julio de 2010

La rosa de plata (Soledad Puértolas)

Esta novela podría incluirse en la categoría de  los 'crossover books', es decir, de esas obras que pueden llegar de forma fácil a públicos de diversas edades por estar escritos en un lenguaje accesible y por narrar historias con las que esos lectores pueden identificarse con relativa facilidad. En este sentido, la portada del libro puede despistar un poco. En este caso se trata de una libre y amena mezcla y recreación de la leyenda del rey Arturo y de los cuentos de hadas, con personajes como Ginebra, Merlín, Lancelote, Morgana, y una serie de doncellas prisioneras o encantadas a las que otra serie paralela de caballeros andantes han de liberar de su estado.

     El desarrollo del argumento está bastante bien resuelto, pues combina una repetición cíclica en la que la liberación de todas las doncellas siguen más o menos el mismo esquema, pero también deja suficiente espacio para que cada una de esos episodios tenga elementos propios y originales que eviten la monotonía final y, sobre todo, que permitan moverse a los personajes como personas vivas, muy lejos de los estereotipos de otras narraciones parecidas.  En este sentido llaman la atención  los casos de Morgana, que al final no es la 'bruja-mala-malísima' que parecía anunciarse al comienzo, y la relación amorosa entre Merlín y Ginebra, nada fácil a causa de la presencia de Lanzarote, pero también resuelta de forma original y nada tópica.

      La única pega que se me ocurre tiene que ver con el lenguaje. No he leído más obras de la autora, y no puedo establecer comparaciones en este sentido, pero a veces da la impresión de que ese lenguaje necesita un poco más de pulimiento, de ser 'demasiado accesible', de estar escrito demasiado rápido o como por encargo. Esto hace que la lectura sea muy fácil, por supuesto, pero también que el estilo no se disfrute tanto como la historia. (Soledad Puértolas:
La rosa de plata. Madrid: Espasa, 1999, 261 pp.).

Historia de una maestra (Josefina R. Aldecoa)

Hace tiempo leí A ninguna parte, una colección de cuentos de esta autora, de los que guardo un grato recuerdo por su visión tan humana y cercana de los más débiles, especialmente de los niños, y los propensos a la tragedia. Todo ello narrado sin alardes estilistas, con tersura y sobriedad, pero también con cuidado y exigencia. Y eso era lo que me esperaba en esta novela. Lo he encontrado en parte, pues la voz narrativa de la protagonista se mantiene segura y coherente, desde una perspectiva que puede resultar un  poco monótona en ocasiones pero que va muy bien con el tono intimista y egocéntrico (en su sentido positivo) que se da a la historia. Gabriela es un personaje de verdad, a la vez idealista, imperfecto y un poco apático, cuyo protagonismo parece siempre quedar en un segundo plano en acontecimientos en los que ella es a menudo más testigo que protagonista.

       Sin embargo,  me ha parecido que la novela está excesivamente cargada de ideología, que por momentos la hace casi irrespirable. Es cierto que no se da un maniqueísmo absoluto entre buenos-republicanos y malos-no repubicanos, y la misma Gabriela parece a veces ocupar el espacio intermedio entre ambos, pero también es cierto que las opiniones  sobre educación, política, religión, igualdad de género, son demasiado unilaterales y demasiado frecuentes. Y aunque algunas veces -no todas- me parecen acertadas, ocupan un espacio que debería haberse dedicado a ahondar en la humanidad de cada personaje,  pues al final muchos de éstos acaban convirtiéndose en  panfletos o caricaturas, según los casos. En este sentido, parece que la novela no se ha desprendido de la visión simplificadora del realismo social español del la década de 1950-1960, en el que la autora, junto a su marido, tuvo un papel tan relevante.

     En resumen, una novela meritoria por esa voz narrativa y esa primera persona tan conseguida, pero que va a ser difícil de digerir si el lector busca en ella vida y no ideología, o literatura y no adoctrinamiento. Y especialmente porque trata de un periodo de la historia de España (la Segunda República) donde las pasiones han cegado y siguen cegando juicios más serenos y objetivos y la redacción de novelas que traten de romper el estereotipo de 'las dos Españas', en la línea de  lo que Andrés Trapiello  hace en  Las armas y las letras (Barcelona: Destino, 2009). (Josefina R. Aldecoa: Historia de una maestra. Barcelona: Anagrama, 1990, 232 pp.).


miércoles, 14 de julio de 2010

Venganza en Sevilla (Matilde Asensi)


En este libro hay dos momentos o recursos que me han parecido ingeniosos: la cambiante identidad hombre/mujer de Catalina Solís, que sirve para su plan de venganza de forma a la vez hábil y natural, y el capítulo  final donde los 'buenos' consiguen que los barcos de la Armada dejen a su alcance  las balas de plata,parte también de ingenioso plan de contrabando urdido por los 'malos'. También hay que reconocer que, a fuerza de insistencia y acopio de datos, se consigue que la Sevilla del XVII recupere algo de su color local. 
    Pero ingenio no siempre significa calidad literaria, y creo que ésos son aciertos aislados que no ocultan la mediocridad general de la  novela, que podría fácilmente compararse a una película de tipo B. Abundan los momentos melodrámaticos más bien extremos, como el encuentro de Catalina con su padre y su madre, el final es previsible casi hasta en sus mínimos detalles, los diálogos hiperbólicos, las reflexiones hondas y originales (sobre la venganza, por ejemplo) están completamente ausentes... Por su parte, los personajes aparecen y desaparecen de escena como marionetas, es decir, cuando les necesita la autora y no cuando podrían o no hacerlo si tuvieran verdadera autonomía... La narradora parece tener miedo a romper el grupo porque eso le puede obligar a dejar cabos sueltos que luego puede resultar muy difícil reanudar. El ritmo de la acción se lleva de manera muy desigual, pues realmente no pasa nada, o casi nada, hasta la página 200, y el clímax  (la aniquilación de los cuatro hermanos Curvo, uno por uno) se culmina en unas 20-30 páginas y a una velocidad que parece marcada por la necesidad de acabar la novela cuanto antes o de no traspasar el límite de páginas requerido por la editorial.
    Y la voz narrativa... Uno no entiende muy bien por qué la narración se pone en boca de Catalina y luego aparecen continuamente notas a pie de página que no se sabe de quién son (¿la autora?, ¿la editorial?, ¿la narradora?) y que unas veces explican palabras obvias y otras dejan sin explicar vocablos de lo más oscuros o arcaicos. Y el lenguaje... la autora ha llenado la narración de palabras y expresiones del español del Siglo de Oro, pero más bien se trata de un amontonamiento con aciertos ocasionales que de un remedo original y más o menos fiel y constante de ese lenguaje. Una comparación (y sé que las comparaciones son odiosas, pero en este caso necesarias) con unas páginas de El Quijote, o de El Lazarillo, harían ver lo artificial y amanerado del estilo de Venganza... 
     Con todo este panorama, uno sólo desea que el quinto y último de los  hermano Curvo haya muerto ya de muerte natural, para evitar que Catalina consume su venganza por sus propios medios y no se dé así la continuación de la novela que se promete al final. En fin, otro tópico best-seller más, otro libro para olvidar. Sigo sin entender por qué en algunos lugares a éste y a otros libros semejantes se les llama best-seller 'culto'. (Matilde Asensi: Venganza en Sevilla. Barcelona: Planeta, 2010, 300 pp.)



viernes, 9 de julio de 2010

Aparición del eterno femenino contada por S.M. el Rey (Álvaro Pombo)

He tenido que hacer un viaje y he podido dejar de lado a Amado Nervo y sacar tiempo para acabar esta breve novela de Álvaro Pombo. Y ha merecido la pena. Es uno de los libros que más he disfrutado últimamente, tanto por su originalidad técnica  como por el mundo tan humano  que retrata. Esta vez la contraportada no engaña. Realmente es un libro "comovedor y divertidísimo", con el hallazgo de esa voz narrativa inolvidable que es Ceporro, o como él mismo se llama  "S.M. el Rey", por ser el dueño de la palabra y el narrador de la historia.

En la novela existe esa sola voz narrativa, que relata una entretenida serie de anécdotas ubicadas en la posguerra española y protagonizadas por dos niños (el Ceporro y el Chino) y una niña alemana (Elke) adoptada por unos familiares. Hay de todo, y todo positivo: momentos de humor desternillante, emoción tierna pero nada cursi, ironía sin acritud y dolor sin amargura. Pero quizá más que la propia historia, lo más logrado sea el manejo del lenguaje y el narrador. Ceporro narra como habla y narra cuando habla. Pombo ha sabido recrear una oralidad casi perfecta y un discurso en el que va diseminando  interesantes filosofías sobre el poder encantador de la palabra. No hacen falta ni se echan de menos diálogos, descripciones, narradores omniscientes ni recursos de otro tipo. La voz del Ceporro es suficiente y autosuficiente, y los leitmotivs de la historia (los vencejos que marcan el paso del tiempo con sus idas y venidas, las relaciones amorosas o casi-amorosas de Rodolfo y Belinda, y del el triángulo o cuadrángulo de Ceporro-Chino-Elke y Covadonga) sostienen la unidad estructural de fondo sin permitir que nada quede suelto o incompleto. Uno sólo echa de menos que no haya segundas partes. Un libro ideal para explicar a los alumnos lo que es la oralidad en literatura. Quizá les cueste leerlo a aquéllos que estén acostumbrados a narraciones tradicionales, en tercera persona, con narrador omnisciente, etc. Pero el esfuerzo merece la pena.


   Un solo
caveat: de Pombo sólo he leído este libro y el cuento "Tio Eduardo", recogido en la antología de Fernando Valls comentada ya en este blog. Si es posible comparar  peras con manzanas, el cuento me pareció bueno pero inferior a la Aparición... Y me temo que quizá esté pasando lo mismo con sus otras novelas. Es el bendito riesgo de escribir una historia tan lograda como ésta. No en vano el mismo Pombo afirmaba que la "Aparición del eterno femenino contada por S.M. el Rey es mi mejor novela."  (Álvaro Pombo: Aparición del eterno femenino contada por S.M. el Rey. Barcelona: Anagrama, 1993, 191 pp.).








jueves, 8 de julio de 2010

Orientalismos

Preparando el artículo sobre Amado Nervo he tenido que consultar el famoso libro de Edward Said titulado Orientalism, que es una de las principales referencias para la crítica de orientación poscolonial. La verdad es que me ha defraudado bastante, pues habla mucho más de política que de literatura y además cae en el mismo error que tanto achaca a Occidente, ya que monopoliza el mundo oriental al identificarlo con lo árabe y lo islámico y apenas trata de países y culturas como  Japón, China o la India. Como antídoto parcial puede uno leerse Defending the West, de Ibn Warraq, que también tiene sus gramos de apasionamiento, pero al menos sirve para compensar el negativismo de Said (Edward Said: Orientalism. Nueva York: Vintage, 1994, e Ibn Warrak: Defending the West. A Critique  of Edward Said's Orientalism. Nueva York: Prometheus, 2007).

miércoles, 7 de julio de 2010

Rubén Darío: Cuentos (José M. Martínez)

Ésta fue la segunda edición crítica de Darío que preparé para la editorial Cátedra. Por motivos editoriales obvios no pudo incluirse ninguno de los cuentos de mi edición de  Azul... para esa misma editorial, que creo son los de los mejores relatos de Darío, ni los que Ricardo Gullón había incluido en su edición de las Páginas escogidas del nicaragüense, también con Cátedra. Como contrapartida, esta edición contiene doce cuentos nuevos que no habían sido recogidos en la edición de los cuentos completos preparada por Ernesto Mejía Sánchez y Raimundo Lida para el Fondo de Cultura Económica. Entre esos cuentos nuevos están "Huitzilopoxtli" y ''D.Q.", dos relatos de argumento fantástico y también dos de los más interesantes de Darío.

En la introducción procuré poner al día toda la crítica sobre los cuentos darianos y comentar éstos usando los conceptos de la narratología de G. Genette y también algunos de la semántica de A. Greimas, que me parecieron bastante útiles y que creo que al final produjeron una evaluación nueva e innovadora de la prosa narrativa del famoso poeta. Las notas también fueron abundantes y creo que suficientes para una lectura cabal de cada cuento.

El libro fue reseñado en el
ABC literario, en Hispanorama y en la Revista de Crítica Literaria Lationamericana. Poco a poco va calando entre los lectores, y ya ha llegado a la segunda edición. (Rubén Darío: Cuentos. Ed. José M. Martínez. Madrid. Cátedra, 1997, 2a ed. 2000).

lunes, 5 de julio de 2010

Vuelvo después de Amado Nervo

Sigo leyendo la Aparición del eterno femenino, de Álvaro Pombo, a la que creo que le voy a dar las cuatro estrellas. De todos modos me parece que la reseña va a tener que esperar un poco, pues una revista me ha pedido una colaboración sobre el orientalismo de Amado Nervo y parece que es urgente. Así que nos vemos más o menos dentro de un mes, quizá menos, con la reseña de Pombo.

En cuanto a Amado Nervo, su poesía, con unas pocas excepciones,  
me parece demasiado cursi o relamida para los gustos de hoy. Sin embargo, sus cuentos, y especialmente sus cuentos fantásticos, aunque escritos a finales del XIX y comienzos del XX, son realmente actuales y merecen una lectura y una relectura. Entre ellos creo que destaca "Mencía", también titulado "Un sueño", y que me parece uno de los mejores cuentos fantásticos de todas las literaturas hispánicas. La mejor edición que conozco de ellos es la de José Ricardo Chaves, de la que reproduzco la portada (Amado Nervo: El castillo de lo inconsciente. Ed. José Ricardo Chaves. México: Conaculta, 2000, 250 pp.). A los cuentos fantásticos de Nervo dediqué un artículo que se ha recogido en Cervantes virtual, y al que se puede acceder desde este enlace.

viernes, 2 de julio de 2010

I International Conference on Caribbean Studies. Selected Proceedings (Ed. Héctor Romero)

Este volumen lo componen una selección de las comunicaciones presentadas en la Primera Conferencia Internacional sobre Estudios del Caribe, que tuvo lugar en South Padre Island, Texas, en 2006. El objetivo del congreso era estrechar un poco más el cerco al elusivo concepto cultural del Caribe. En la introducción se cita un interesante párrafo de Benitez Rojo al respecto: "Se puede asegurar que la cuenca del Caribe, a pesar de comprender las  primeras tierras de América en ser conquistadas y colonizadas por Europa, es todavía, sobre todo en términos culturales, una de las regiones menos conocidas del continente. Los principales obstáculos (): su fragmentación, su inestabilidad, su recíproco aislamiento, su complejidad cultural, su dispersa historiografía, su contingencia y su provisionalidad". (Héctor Romero [ed]: I International Conference on Caribbean Studies. Selected Proceedings. Edinburg: The University of Texas-Pan American, 2006, 325 pp.).
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