miércoles, 27 de marzo de 2013

El Papa Francisco, Borges y el Barcelona


Acabo de leer una larga lista de citas del libro  El Jesuita. Conversaciones con el cardenal Jorge Bergoglio, que me ha causado una muy buena impresión. Por si fuera poco viene con una lista de aficiones con las que coincido en gran parte. Lo que más me aleja: el fútbol; creo que en mi caso es una cuestión genética, pues sólo puedo ser del Real Madrid y los colores del Almagro, su equipo preferido, son los mismos que los del Barcelona... Aunque me queda el consuelo de que a partir de ahora siempre va a ir vestido de blanco...


¿Alguna afición?
–De joven coleccionaba estampillas. Ahora, leer, que me gusta mucho, y escuchar música.

¿Una obra literaria?
–La poesía de Hölderlin me encanta. También, muchas obras de la literatura italiana. A I promesi sposi la habré leído cuatro veces. Otro tanto a La Divina Comedia. Me llegan Dostoievsky y Marechal.
¿Borges? Usted lo trató.
–Ni qué decir. Además Borges tenía la genialidad de hablar prácticamente de cualquier cosa sin mandarse la parte. Era un hombre muy sapiencial, muy hondo. La imagen que me queda de Borges frente a la vida es la de un hombre que acomoda las cosas en su sitio, que ordena los libros en los anaqueles como el bibliotecario que era
Borges era agnóstico.
–Un agnóstico que todas las noches rezaba el Padrenuestro, porque se lo había prometido a su madre, y que murió asistido religiosamente.
¿Una composición musical?
–Entre las que más admiro está la obertura Leonera número tres de Beethoven en la versión de Furtwängler; es a mi entender el mejor director de algunas de sus sinfonías y de las obras de Wagner.
¿Le agrada el tango?
–Muchísimo. Es algo que me sale de adentro. Creo conocer bastante de sus dos etapas.
¿Sabe bailarlo?
–Sí. Lo bailé de joven, aunque prefiero la milonga.
¿Su deporte preferido?
–De joven, practicaba el básquet, pero me gustaba ir a la cancha a ver fútbol. Íbamos toda la familia, incluida mi mamá, a ver a San Lorenzo, el equipo de nuestros amores: mis padres eran del Almagro, el barrio del club.
(Tomado de Sergio Rubín y Francesca Ambrogetti: El Jesuita . Conversaciones con el cardenal Jorge Bergoglio, SJ. Buenos Aires, Vergara Editores, 2010, pp. 119-120)

miércoles, 20 de marzo de 2013

Cómo ser casi felices: 'Mientras la tierra gira', de José Luis Sampedro

Es ésta una  recopilación de cuentos publicados por el autor desde 1945 hasta 1991, y que han sido recuperados gracias en parte a amigos y lectores suyos. Los relatos realmente merecían este rescate, tanto por motivos literarios como historiográficos.

El conjunto lo forman treinta y dos cuentos que se dividen en tres grupos, según un criterio  cronológico y también según una línea temática más o menos equivalente para cada grupo.  Si hay un nervio ideológico común creo que este es el enfoque humanista desde el que Sampedro enfoca sus historias, unas historias que además están narradas con una gran riqueza de recursos técnicosy que muestran que el autor domina perfectamente este género.  En el  primer grupo varios de los relatos recuerdan bastante al realismo social español de los cincuenta, con esos protagonistas de las clases sociales más bajas –en general campesinos cuya vida es más bien dura o triste y  donde caben sólo algunas alegrías momentáneas. De todas formas Sampedro evita el victimismo fácil y el repetitivo maniqueísmo en el que cayeron otros escritores a quienes se ha considerado más representativos de esa literatura. Sus personajes padecen  no tanto por ser pobres sino por ser seres humanos, pues ese destino parece afectar a todos, aunque sean los pobres los que más intensamente lo sufran. Uno de los mejores relatos del libro (“Gregorio Martín”) ejemplifica bien todo ello.

     El segundo grupo tiene un tono un poco más filosófico e intelectual, y es donde Sampedro emplea también algunos enfoques o historias irónicas como “Arca número dos” o  “Un caso de cosmoteología: la religión hispánica”. También se incluye un  cuento fantástico (“Fantasía de año nuevo”), con el mismo tema que "Bifurcaciones" de  José M. Merino, “Los milagros no se recuperan”, de Bioy Casares y "Nuit caprense cirius illuminata", de Julio R. Ribeyro.  Este grupo de cuentos es igualmente interesante, pero quizá se eche de menos un poco la humanidad y emoción que corría por los anteriores. Todo esto con la excepción de “La bendición de Dios”, a mi juicio el mejor de toda la colección, también porque su frase final puede servir para sintetizar la idea principal del libro es decir, la convicción de que la felicidad está al alcance de la mano, que existen momentos de encuentro con ella, pero que, sin embargo, siempre hay algo inevitable y en parte desconocido que impide su permanencia. También esa frase final (“Pero entonces, ¡maldita sea!, ¿qué es lo que está mal”?) va bien con el título, pues Mientras el mundo gira se refiere a esas escenas o momentos en que felicidad y desgracia se alternan inevitablemente en la vida de los hombres y no es posible detener el ciclo.

 "Un caso de cosmoteología: la religión hispánica",
o el fútbol como rito religioso

     El tercer grupo, el de fechas más recientes, es un poco más heterogéneo y más acorde a la mentalidad o idea de la posmodernidad. Es también el grupo que menos me ha gustado a pesar de que esté tan bien escrito como el resto y a pesar de ese excelente cuento fantástico que es “Felisa”.  Me parece que aquí Sampedro se muestra precisamente más pesimista y más contagiado del cinismo contemporáneo. Su crítica en estos relatos suele ser un poco más acida y desesperanzada (“En la misma piel del tigre”), y presenta a un ser humano que parece no ser capaz de controlar lo que no entiende (“Ebenezer”), que se convierte en un objeto despersonalizado (“El divino diván, “A Erika”) o pierde la sencillez de los protagonistas del primer grupo para pasar a complicaciones típicas del fragmentado sujeto posmoderno (“Felisa”, “Iniciación”).

    Como conjunto, técnicamente, Sampedro muestra una gran habilidad estilísitica y una maestría innegable en sus recursos narrativos, que son variados y no hacen agua por ningún lado. En esto es realmente admirable y ejemplar.  Alterna los recursos y técnicas tradicionales, con otros más innovadores y con juegos metaliterarios y metatextuales, y tanto monólogos, como diálogos o descripciones se usan apropiadamente en todo momento o lugar. Esto y el intelectualismo que permea en varios de ellos puede alejar a los lectores que vayan buscando más emociones o una simple sencillez, aunque no a aquellos que quieran disfrutar de una literatura quizá un poco más difícil pero hábilmente trabajada y conseguida.

     Se trata, pues, de una recopilación que hay que agradecer a su autor y a sus colaboradores, que es uniforme en su altura técnica y estilística y un poco más  heterogénea o irregular en sus líneas temáticas o ideológicas. Esta irregularidad o heterogeneidad daña un poco la unidad interna del libro sobre todo por ese tono pesimista que se concentra en la última serie de cuentos y que, en cierta manera contradice todo lo anterior a ello. Aún así y a pesar de que no guste a lectores menos dados a intelectualismos y a las contradicciones de la mentalidad posmoderna, es una recopilación indudablemente meritoria y digna del rescate. (José Luis Sampedro: Mientras la tierra gira. Barcelona: Destino: 1993, 288 pp.).


domingo, 10 de marzo de 2013

Matilde Asensi, Keith Richards y la séptima edición de "Venganza en Sevilla"

Hace unos días, paseando por alguna librería, vi que Venganza en Sevilla, de Matilde Asensi, iba ya por la séptima edición. Todo bien en mi ánimo hasta que recordé que Venganza en Sevilla era una de las novelas incluidas en mi lista de infumables; esta discrepancia me produjo -ni que decir tiene- una profunda crisis existencial. Decidido a salir de ella, preparé una encuesta entre mis amigos y conocidos para tratar de explicar cómo una novela tan mala puede llegar a tener más éxito que una reseña tan excelente y objetiva como la mía. Las preguntas y respuestas fueron las siguientes:

1) La editorial se sintió aterrada por la crítica destructora de Viaje al Parnaso (VP a partir de ahora) y obligó a sus empleados, incluidos los negros de Matilde Asensi, a comprar más y más ejemplares del libro hasta llegar a la séptima edición: 20%

2) El administrador de VP no se entera de lo que es la buena literatura : 30%
3) El administrador de VP leyó la versión en papel, cuando la buena es la versión electrónica, que tiene incorporado un videojuego, un Lego con los protagonistas como muñecos, un montón de enlaces a Wikipedia, a YouTube y a El Gran Hermano: 40%
4) Matilde Asensi y sus editores -Keith Richards entre ellos- están partiéndose de risa al comparar la crítica de VP. Acabarán muriendo de risa después de leer esta entrada o mandarán a VP un donativo: 10%

Y como resultado:


1) VP debe replantearse sus críticas y tomar como referencia la lista de libros más vendidos de El Corte Inglés: 20%

2) Los editores se han dado cuenta de que la crítica de VP es veraz y certera y van a obligar a Matilde Asensi a emitir una rectificación publica y a ideminizar a VP por daños y perjuicios. VP donará esa compensación a un comedor de caridad para escritores que no escriban bestsellers: 40%
3) VP cambiará su reseña original e incluirá Venganza en Sevilla en la lista de recomenados o en la lista de Literatura y humor: 15%
4) El administrador de VP será invitado a participar en un reality show para críticos literarios hambrientos y deshauciados. 


Keith Richards, jefe editorial de Matilde Asensi, opinando
sobre la entrada de Venganza en Sevilla publicada en VP
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