domingo, 30 de noviembre de 2014

Javier Cercas: Anatomía de un instante


Elegí este libro de Cercas para quitarme el mal sabor de boca que me había dejado La velocidad de la luz y, en menor medida, Soldados de Salamina. Como comentaba en las reseñas respectivas, La velocidad de la luz me parecía una repetición casi automática de los recursos metanarrativos o metanovelescos de Soldados de Salamina, hasta el punto de ahogar todo atisbo de seria originalidad. De Soldados… aceptaba sin reparos la primera y la tercera parte, pero la segunda me pareció un simple pastiche, un ‘copiar y pegar’ de alguna biografía o tesis acerca de Sánchez Mazas, sin ninguna ambición estilística y también sin nada que un lector no pudiera encontrar en cualquier enciclopedia al respecto. Y esto no creo que sea de recibo en un escritor de primera línea.

     Para evitar un desengaño semejante elegí Anatomía de un instante, el libro que Cercas dedicó al golpe del 23F, del que había leído bastantes elogios. Me interesaba sobre todo para conocer la faceta ‘periodística’ de Cercas y ver en qué medida podía ensamblarse esta con su labor de novelista. Su lectura me recordó en parte la de Soldados y la de La velocidad, sobre todo por su empleo de algunos recursos como el leitmotiv, las acotaciones posmodernistas en la que se matiza que un hecho puede recibir una o varias interpretaciones, y también ese lenguaje suelto y fluido que sólo en algunas ocasiones acaba tropezando en el prosaísmo. Mucho más me agradó y sorprendió al leerlo como un trabajo o una crónica periodística; en esto me pareció ejemplar y un perfecto reflejo del título. Lo que leí del libro, me pareció un trabajo hecho a conciencia y fruto de una investigación seria y múltiple en sus fuentes y en las perspectivas de éstas.

     No logré terminar el libro no tanto por razones de estilo como de contenido. Las luchas y miserias de la vida política española no son un tema de mi predilección, y quizá por ello, cuando llegué al momento en que la trama del golpe quedó anulada (aquí la mejor palabra sería desArmada), perdí todo el interés por seguir adelante. Lo que realmente me acabó interesando era saber cómo se fraguó, cuál fue el papel de los principales implicados,  cuál fue la intervención del Rey en todo el asunto. Una vez que tuve esos datos, todo lo que siguió perdió todo interés para mí. Además, a la vista de cómo estamos ahora, creo el tiempo me ha acabado dando la razón. No parece haber sido mucho lo que el golpe habría podido arreglar como tampoco fue mucho lo que su fracaso y el consiguiente desarrollo político de la democracia ha conseguido para el bien de nuestro país. Las subsiguientes legislaturas quizá hayan podido modernizar técnicamente el país, pero  poco a poco han ido dejando que se desintegren valores mucho más importantes, como han podido ser la educación, el sentido de responsabilidad social, la honestidad política, la política demográfica, etc, etc; y con todo eso, lo único que podemos tener es una crisis como la que tenemos ahora de la que creo que todos ellos tienen la culpa.

     Volviendo al libro, reconozco que lo que leí, me entretuvo, me dio información que no conocía y me pareció bien escrito y bien organizado. Además Cercas muestra una gran capacidad de análisis y matices en un tema en el que podría haber sido muy fácil caer en repeticiones y maniqueísmos ideológicos. En cuanto a esto, sí que he de decir que el autor parece un poco escorado hacia la izquierda y que algunas afirmaciones me suenan o un poco prejuiciadas o tendenciosas.  No creo, por ejemplo, que la situación cívica de 1936 y el consiguiente golpe-rebelión pueda compararse con la de los años anteriores al golpe de 1981 (pág. 107). Entre otras cosas porque la violencia de la Democracia era sobre todo de carácter terrorista, con objetivos muy puntuales (militares o políticos), mientras que la del 36 me parece más bien un desorden y una violencia civil generalizada en la que, dependiendo de los casos, el gobierno hacía o no  la vista gorda. Algo que creo que nunca ocurrió con la violencia de ETA o el GRAPO. No estoy justificando el golpe del 36, pero tampoco me parece de recibo que Cercas quiera poner al mismo nivel ambas reacciones militares.

Como digo, no he terminado el libro, y no creo que vaya a continuar su lectura, pero por lo  menos me ha mostrado que Cercas es capaz de escribir bien en otro tipo de género, y me hace confiar que la próxima novela suya que lea sea mejor, al menos, que La velocidad de la luz. (Javier Cercas: Anatomía de un instante. Barcelona: Mondadori, 2009, 463 pp.).

jueves, 20 de noviembre de 2014

Novelistas tragados por el olvido

'La persistencia de la memoria'
de Dali, o cómo el presente
no es siempre igual al futuro,
y menos con la gloria literaria
Acabo de tener en mis manos el segundo volumen de un ensayo sobre la novela española que en su momento fue una guía casi obligada para todo estudioso del tema. Me refiero a Hora actual de la novela española, de Juan Luis Alborg, de 1958.  Lo que más me ha llamado la atención y causado alarma a la vez, quizá por su carácter vaticinador, ha sido el índice, que es simplemente el listado de los novelistas cuya obra se estudia en el manual. Los ennumero a continuación  y acompaño su nombre de un sí o un no dependiendo de si me parece que han pasado a la historia posterior o han quedado sumergidos en el olvido. 

     Creo que no hace falta decir que es una lista profética e iluminadora, es decir, a la que deben y debemos  mirar muchos autores  y lectores para ver con un poco más de objetividad y distanciamiento los nombres y novelas que ahora nos suenan demasiado y que con el paso del tiempo, no mucho, acabarán acompañando a los nombres de la lista de Alborg que he marcado con el 'no' del olvido. Por eso quizá sea mejor no perder el tiempo con ellos, para que nosotros, como lectores, no seamos también parte de ese olvido. Aquí va la lista de Alborg:

Ramón J. Sénder: Sí
Max Aub: Sí
Juan Antonio de Zunzunegui: Sí
Manuel Halcón: No
Arturo Barea: Sí
Gonzalo Torrente Ballester: Sí
Sebastián Juan Arbó: No
Darío Fernández Flórez: Sí
Luis Romero: No
Dolores Medio: No
Elena Soriano: No
Jesús Fernández Santos: Sí
Mercedes Salisachs: Sí
José María Castillo Navarro: No

lunes, 10 de noviembre de 2014

Javier Marías: "Así empieza lo malo"

Como la novela esté escrita con el mismo acierto
con el que Marías sostiene su cigarrillo
 (nótese que va a fumarlo al revés,
encendiéndolo por el filtro)
estamos apañados
Tenía pensado leerme la nueva novela de Marías, pero tras la decepción de Los enamoramientos y de leer algunas reseñas de Así empieza lo malo, prefiero simplemente olvidarme de ella. No creo que me diga nada nuevo: sintaxis proustiana y cautivadora, pero también vacua y repetitiva; una temática tratada hasta la saciedad en sus otras novelas: que algo no puede saberse o no acaba de salir a la luz,o si sale es para confundir aún más; personajes omnipresentes como el prof. Rico ... etc. etc. Os dejo aquí tres de esas reseñas:  la de Nadal Suau (El Cultural), que me parece bastante centrada; la benevolente y publicitaria de Jordi Gracia (El País-Alfaguara) y la más dura de Ángel Amador (Aceprensa). Creo que la mía se quedaría entre la de Amador y la de Suau, pero seguramente añadiría el chiste fácil de que "lo malo" no "empieza así" sino que "continúa aquí", en esta novela.  
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