Tu rostro mañana, o nada nuevo bajo el sol |
Esta novela
no ha cambiado esas opiniones, e incluso creo que ha agravado la parte más
negativa de ellas. Realmente no noto ninguna diferencia de fondo con Los enamoramientos, escrita diez años después
de la primera novela de esta trilogía, aunque también es cierto que quizá tenga
que cambiar mi opinión una vez que acabe de leer las otras dos (si llega ese
memorable día). De nuevo, tenemos aquí un lenguaje proustiano-benetiano, fluido
y suelto, pero de sintaxis complicada, lleno de enumeraciones, disyunciones,
anacolutos, diálogos en estilo libre indirecto, etc, etc, etc. Como digo, si
por un lado Marías parece dominar muy bien este formato, por otro quizá deba
preocupar que, como gran escritor que argumenta ser, no parezca capaz o no se
atreva a intentar otros.
Más me
aburren sus pedaleos relativistas, es decir, todas esas expresiones donde
continuamente se pone en duda lo que se ha dicho antes, lo que se está diciendo
en ese momento o lo que va a contarse más adelante. Aunque en este sentido haya
que reconocer que Marías tiene una especial habilidad para identificar muchas
de las situaciones ordinarias en las que eso ocurre, también es cierto que al
final la historia parece un continuo desmentido de sí misma y una continua
defensa del escepticismo. Y si esto puede estar bien una dos o incluso tres veces (Corazon tan blanco,
Los enamoramientos, Negra espalda del tiempo), a la cuarta creo que el lector
no va a dejar de aburrirse y preguntarse si este es el único tipo de novelas o
mundos que sabe crear el autor.
También es
cierto que el ámbito que ha elegido en esta novela para mostrar eso (el mundo
del espionaje y de las diferencias lingüísticas) resulta muy apropiado para
todo ello, pero al mismo tiempo no puede evitar que quien lea la novela con
esta perspectiva se aburra de forma soberana (como me ha pasado a mí) y adivine
que a cada vuelta de la esquina vamos a encontrarnos con una duda, un
desmentido, una doble versión, una mala traducción de algo, un doble personaje,
un seudónimo que no es tal, etc. etc., etc. (y por cierto, alguna metedurita de
pata como afirmar que en inglés no existe equivalente de
la palabra “patria” cuando tenemos “fatherland, motherland, homeland” y no sólo
“country”).
En fin, que
no la puedo recomendar ni darle una buena calificación. Me imagino que tendré
que acabar la trilogía para ver si cambio de opinión y las otras dos son
capaces de atenuar el aburrimiento y la monotonía que me ha producido ésta. Que
así sea. (Javier Marías: Tu rostro
mañana. 1. Fiebre y lanza. Madrid: Alfaguara, 202, 475 pp.)
Javier Marías: Tu rostro mañana. 1. Fiebre y lanza. Javier Marías: Tu rostro mañana. 1. Fiebre y lanza. Javier Marías: Tu rostro mañana. 1. Fiebre y lanza. Javier Marías: Tu rostro mañana. 1. Fiebre y lanza. Javier Marías: Tu rostro mañana. 1. Fiebre y lanza. Javier Marías: Tu rostro mañana. 1. Fiebre y lanza.