lunes, 20 de abril de 2015

Andrés Trapiello: 'Ayer no más'

Novela de más intenciones
que logros; o con técnicas
ya tópicas que quizá

quieren pasar 
por originales
Durante la lectura de este libro comentaba con un amigo la tendencia de los novelistas españoles contemporáneos a dar más importancia a las técnicas estrategias narrativas que al argumento mismo. En otras palabras, que la novela española actual es una novela formal o amanerada pero no una creadora de grandes historias o de grandes personajes. Que hay pocos narradores con ganas de contar o inventar nuevos mundos (Obviamente aquí no incluyo los best-sellers, que pecarían por el otro extremo).

Y esta novela de Trapiello no ha hecho más que confirmarme en esa idea. Está claro que es una novela de buenas intenciones en un tema que hacen mucha falta, como es insistir en el hecho de que en la Guerra Civil, como en todas las guerras, no se pueden hacer clasificaciones simplistas entre buenos y malos, y que lo más normal, como ocurrió en nuestra Guerra, es que haya conductas heroicas y ruines en los dos bandos. Y que esas conductas heroicas y ruines continúen después, cuando revisionismos como los de la Memoria Histórica se apropien el papel de dioses imparciales. Y, en esta novela, el hecho de que al final todos los personajes acaben de una manera u otra degenerándose humanamente o pagando las consecuencias de la resurrección de los fantasmas me parece lo mejor del libro y del planteamiento de Trapiello.  Pero, como novela, me parece que no funciona.

Y creo que no funciona porque al final pesan más las disquisiciones y sermoneos de los personajes en esa dirección que la propia humanidad de éstos. Es cierto que se notan esfuerzos por individualizar a todos ellos, pero al final lo que resulta es una novela de tesis, con estereotipos por todos los lados, una novela de tesis sin recato alguno a pesar de que recibiera el Premio a la Mejor Novela de 2012. Técnicamente hablando, Ayer no más tampoco me dice nada nuevo. La oralidad con que Trapiello hace hablar a algunos personajes se me queda muy lejos de lo que he leído en Rulfo, Pombo o Jiménez Lozano. Y de novelas corales o de voces múltiples, están siendo ya tan abundantes que  están haciendo olvidar al autor-narrador y planteando la duda de si los escritores españoles pueden emular a los grandes novelistas del XIX y no darles por superados. Y aunque hay ejemplos logrados –en este caso me parece más conseguida El día de mañana, de Martínez Pisón- me temo que está empezando a haber demasida comodidad en esta actitud.

De la misma forma, ese giro final, donde el libro que estamos leyendo es también el libro que el protagonista está escribiendo, ya empieza a ser demasiado frecuente. Ya hablé un poco de ello acerca de Soldados de Salamina  y de La velocidad de la luz, ambas de Javier Cercas. La pequeña novedad en el libro de Trapiello es que incorpora la portada a ese juego metaliterario, pero como estrategia y aunque puede sorprender en una primera lectura del libro, no hay que pensar que sea nada extraordinariamente original.

En fin, una novela que se lee bien, de encomiables intenciones antimaniqueas a las que otros como Almudena Grandes parecen no poder llegar, pero que como artificio literario, como novela, tampoco creo que pase a engrosar la lista de grandes narraciones españolas contemporáneas. (Andrés Trapiello: Ayer no más. Barcelona: Destino, 2102, 310 pp.).



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