domingo, 30 de diciembre de 2012

Los Reyes Magos eran andaluces...

Con motivo del  libro de Benedicto XVI acerca de la infancia de Jesús no han dejado de surgir titulares curiosos. Recojo y modifico para perfeccionar el titular del ABC y me invento los que podrían haber redactado otros periódicos españoles, tan objetivos como el ABC:

ABC: Los Reyes Magos eran andaluces y llevaron como regalo una camiseta de la selección española de fútbol, la tricampeona.

La Razón:  Los Reyes Magos piden consejo en La Zarzuela antes de salir hacia Palestina. 

El Mundo: Un paje de los Reyes Magos pierde la caja de incienso que sería usada para el 11-M.

El País: Debido a los recortes del PP, los Reyes Magos se ven obligados a comprar seguro privado para cubrir su viaje a Palestina.

El Diario.esLa monarquía de nuevo en entredicho: Herodes pierde los estribos al descubrir que los Reyes Magos son en realidad astrónomos. 

LibertadDigital. CCOO y UGT se infiltran entre los pajes de los Reyes Magos para provocar una huelga el día 5 de enero.

Avui. Gara: Los Reyes Magos viajan a Palestina para apoyar a los judíos y sus líderes en su lucha contra el centralismo de Roma.

La verdad, prefiero esto:



jueves, 20 de diciembre de 2012

Manipulaciones navideñas

A veces hay campañas que dan un poco de vergüenza ajena por su mediocridad intelectual, como esta  de algunos ateos yankis. En Times Square han puesto un anuncio-cartel que incluye una foto de Santa Claus invitándonos a disfrutar de estas fechas y otra de la cabeza de un Cristo crucificado con un pie de foto invitándonos a deshacernos del mito.  Aquí la foto:


Pero, yo me pregunto, ya que estamos en Navidad lo lógico hubiera sido incluir una foto de Jesús niño, y animarnos también a tirar el mito por la ventana. Claro que un slogan así no iría bien con una foto como la que sigue abajo. El niño, la infancia, son demasiado tiernos como para invitar a alguien a deshacerse de ellos.  Y, sin embargo, si estamos en Navidad y no en Semana Santa, es lo que habría que haber mostrado. El mito hay que aceptarlo o rechazarlo en su totalidad y presentarlo sin las manipulaciones propias de una propaganda panfletaria. Con todo esto es muy fácil establecer una analogía y decir que Herodes ha sido derrotado, de nuevo, por un niño. O sea que, visto lo visto, Feliz Navidad y Felices Fiestas para todos.

martes, 11 de diciembre de 2012

Rafael Argullol o los claroscuros de la novela-ensayo ('Transeuropa')

Es esta una novela para cuyo argumento pueden caber varias interpretaciones, que no tienen por qué ser excluyentes. Puede verse por un lado como una reflexión sobre la esencia de Europa, sobre su pasado y su futuro, y también un episodio autobiográfico clave en el que cuenta el viaje a los orígenes personales, unos orígenes que son difíciles de hallar y que no producen un  resultado fácil o unívoco. En cuanto a  su calidad literaria, me ha parecido una buena novela, bien escrita, pero quizá con un sentimiento de intriga demasiado débil como para que llegue al lector más convencional.

     Conozco algunos ensayos de Argullol, como El Héroe y el único, que además de lúcidos siempre están bien escritos.  Y creo que esa condición suya de ensayista a la vez es lo que ayuda y lastra esta novela. La ayuda porque evidentemente se trata de una novela cuyo argumento llama a hondas reflexiones y la aleja del mero entretenimiento. Y también porque ese afán de los ensayistas de ahondar en sus ideas y llevarlas hasta el fondo hace de ella una narración y un argumento muy compactos y bien medidos, sin cabos sueltos ni ideas o propuestas que se queden a medio camino.  El dominio del idioma del autor además ayuda a que esos propósitos lleguen a buen término y se eviten repeticiones, frases facilonas o tópicos estilísticos.  Los párrafos de cada capítulo, de cada episodio, se muestran también completos y sólidos, bien trabajados y perfectamente cerrados en su construcción.

      El problema, si se quiere ver así, es que ese estilo es a veces demasiado objetivo o informativo, demasiado aséptico y con poca carga emocional, algo que también puede achacarse a toda la historia. No estoy reclamando del autor un sentimentalismo barato, pero sí me parece que algunos pasajes –no todos se deberían haber redactado con un poco  menos de frialdad. El argumento puede enganchar, pero creo que la conexión del lector con él va a ser mucho más intelectual que emocional. Y en la novela no faltan pasajes logrados y brillantes a los que se podría haber sacado mucho más fruto, como son el encuentro y el concierto con Vera, la visión-sueño de las múltiples habitaciones, la inauguración del puente, etc.  Esta dimensión intelectual o alegórica de la novela también puede encontrar algunas críticas. Por ejemplo el reducir Europa o Transeuropa a uno o dos lugares del Este es realmente una simplificación que no se corresponde con la realidad histórica. De la misma manera, el olvido de la Europa occidental deja bastante coja la novela, si esta se entiende como un intento de dar con la identidad total del continente; lo mismo ocurre con algunas simplificaciones acerca de la historia europea, del papel de las religiones o de algunos estereotipos nacionales.

      De todos modos, vista en su conjunto, no deja de ser un intento interesante y meritorio. Frente a tanta novela española que parece no superar unas miras aldeanas y una problemática de charanga y pandereta, vienen bien trabajos como este, que pueden hacer que el lector se sienta incómodo en territorios desconocidos y no domesticados y le lleven a pensar que más allá de sus fronteras existen entidades que forman parte de su identidad y que hay que intentar descifrar por todos los medios posibles, siendo la ficción uno de los principales. (Rafael Argullol: Transeuropa. Madrid: Alfaguara, 199, 236 pp.)



viernes, 30 de noviembre de 2012

Bibliofilias: 'El Lazarillo de Tormes' (ed. Rosa Navarro Durán)

Inicio aquí otra sección del blog. Es lo bueno de este tipo de plataformas, empiezas pensando en una especie de bitácora monográfica, pero luego, poco a poco, se va conviritiendo en una prolongación de ti mismo y en algo mucho más amplio y heterogéneo.  En esta sección iré incluyendo comentarios sobre algunos libros que por una razón u otra he buscado o conseguido para mi biblioteca  porque creo que tienen un interés especial. Y se me ocurre empezar con la edición del Lazarillo de Tormes que  Rosa Navarro Durán preparó para la editorial Octaedro y en la que la famosa novela aparecía bajo la autoría de Alfonso de Valdés. 

     Compré el libro porque había leído los trabajos de Rosa Navarro al respecto de la autoría de
El Lazarillo, así como algunos trabajos de otros especialistas en los que se cuestionaban tales propuestas. Y, la verdad, acabé pensando que las hipótesis de Navarro Durán no eran muy convincentes, sobre todo porque se apoyaban en datos de la historia externa del texto y mucho menos en cotejos lingüísticos profundos con otras obras de Alfonso de Valdés. Así que me pareció que el tiempo acabaría dando la razón a quienes no defendían esa atribución o, al menos, matizando todo lo que había dicho Rosa Durán al respecto. El caso es que decidí comprar el libro porque de una manera u otra se iba a acabar convirtiendo en una pieza singular en cualquier biblioteca académica.

       Las investigaciones siguieron su curso y en parte parecen haber llegado a un punto de no retorno con el descubrimiento de la profesora  y paleógrafa Mercedes Agulló que, 
con datos externos de mucho más peso, atribuye  la autoría de El Lazarilllo a Diego Hurtado de Mendoza.  Sin quitar ningún mérito a las investigaciones de Rosa Navarro, pues creo que no hay ningún colega que pueda reclamar que sus hipótesis no hayan sido o no puedan ser desmentidas por otras más consistentes, los hallazgos de Agulló hacen pensar que ahora solo se puede mirar en la dirección que apunta a Hurtado de Mendoza, y aunque quizá no llegue a pasar de la categoría de hipótesis más que probable, solo es cuestión de tiempo el ir afinando las pruebas que hagan de Hurtado de Mendoza el autor más seguro de la novela. En cualquier caso la edición de Navarro Durán cuenta con un estudio y un aparato crítico que seguirá siendo de referencia para todos los lectores de El Lazarillo y de Alfonso de Valdés (Alfonso de Valdés: La vida del Lazarillo de Tormes, y de sus fortunas y adversidades. Introducción de Rosa Navarro Durán. Edición y Notas de Milagros Rodríguez Cáceres. Madrid: Octaedro, 2003, 219 pp.)

martes, 20 de noviembre de 2012

Otra decepción de Eduardo Mendoza ('Tres historias de santos')

Parece que no estoy teniendo suerte con Mendoza. Después de haber disfrutado con Sin noticias de Gurb, tuve que incluir Riña de gatos en mi lista de infumables (ver abajo) y a punto he estado de hacer lo mismo con este, si no fuera por el tercer relato. Sobre todo el segundo ("El final de Dubslav") carece del calor humano que puede notarse en los otros dos y se conviertee al final en un alegato de lo más tópico en contra de reconocimientos sociales, premios literarios y demás cosas por el estilo. Tampoco en él queda nada compensado el espacio que se dedica a la estancia del protagonista en África con su regreso a Europa. A no ser que esa estancia en África quiera presentarse como un contrapunto de la refinada e hipócrita Europa; pero esto me parece que no queda claro, y ese es el problema.

       El primero de los relatos, titulado "La ballena", es más bien desigual, lo que puede explicarse por proceder de los años jóvenes de su autor. Es también un poco más extenso -casi podría llamarse una novela corta- y los personajes están un poco más trabajados, aunque no deja de haber algún cabo suelto que nunca llega a atarse (el caso del tío Víctor, por ejemplo).  Como en el caso del segundo relato, uno no sabe muy bien lo que pretende Mendoza; por un lado hay una sátira continua contra ciertas costumbres e hipocresías sociales, y por otra una pretensión de que el lector sienta lástima por esos personajes sufrientes que en el prólogo se presentan como 'santos'. Pero me parece que la fórmula solo resulta por momentos, pues al final esos personajes también aparecen más como fantoches o figuras de sainete que otra cosa. 


       Diferente, para bien, es el caso del tercer relato ("El malentendido"), que no deja de recurrir a esos momentos vaudevilescos pero cuyos dos personajes principales -el preso escritor y su profesora- protagonizan al final una historia que llega mejor al lector y que además es una acertada parábola del ejercicio de escribir. Este relato es lo mejor del libro, pero no estoy seguro de que llegue a compensar las medianías de los otros dos, aunque como ellos muestre también lo que más me ha gustado, que sería esa inserción de esos héroes-antihéroes en las pequeñas luchas de la vida, que parece llevarles de un lado a otro como a veces parece que pueden llevarnos a nosotros. Con los otros dos comparte también ese lenguaje suelto, rico y accesible que en general suele caracterizar todo lo de Mendoza.

        También empiezo a notar cierta repetición argumentativa en todas las narraciones del barcelonés; esto en principio puede ser parte de sus técnicas y lícito como tal, pero me parece que un escritor de su talla debería mostrar más variedad. Y es que tanto en los relatos de Tres historias de santos como en Sin noticias de Gurb o en Riña de gatos los personajes centrales son siempre foráneos que llegan a un mundo nuevo en el que empiezan a vivir unas experiencias que no entienden y que quieren ejemplificar -me imagino- la desquiciada realidad en la que Mendoza cree que vivimos todos. Espero que mis próximas lecturas suyas me muestran cosas nuevas. (Y del prólogo mejor no hablar; su taxonomía de los santos y su explicación del género literario de la hagiografías causarán la sonrisa, la lástima o el sonrojo de cualquier conocedor de la literatura religiosa). (Eduardo Mendoza: Tres vidas de santos. Barcelona: Seix-Barral, 2009, 189 pp.).


martes, 30 de octubre de 2012

Horóscopos literarios: Si eres Géminis... (Paulo Coelho)

Si eres Géminis lo más probable es que esta semana tengas pesadillas a causa de tus repetidas lecturas de El Alquimista, de Paulo Coelho. Mi experiencia como astrólogo me dice que esas pesadillas son recurrentes y pueden hacer que acabes creyéndote que lo que piensa Coelho es verdad. En cualquier caso, en ellas tú aparecerás encontrando tu Leyenda Personal y tu Sentido Vital Existencial mientras te bebes una Coronita en un jardín público, al lado de una viejecita que estará echando migas a las palomas y que, sabiendo que lees a Coelho, te ofrecerá algunas a ti también. Después de comerte una de esas migas -que en el fondo son el Alimento Trascendental Totalizante- verás el mundo de una nueva forma, y entenderás que esa viejecita es en el fondo tu hada madrina, que vive en el mismo mundo que Coelho y eran amigos desde el Comienzo del Tiempo Atemporal. Tú pasarás a vivir en ese tiempo que no es tiempo ni nada en realidad y acabarás paseando tu ejemplar de El Alquimista por las calles de la Ciudad Subsistente atado a una ristra de chorizos de Cantimpalos, y diciendo "perrito, perrito, por fin somos Uno en el Todo, y la Absoluta Nada al mismo tiempo, ¿me entiendes verdad?". El perro meneará su colita alegremente y se ñascará dos chorizos a tu salud y a la salud de Coelho, que estará contemplando tu experiencia desde su Mirador Panóptico Tiroliro. Al darte cuenta de esto despertarás con sudores y escalofríos y descubrirás que el libro sigue ahí, como el dinosaurio de Monterroso, y llamarás a Cantinflas con gritos desesperados. Pero en su lugar aparecerán el Gordo y el Flaco y te llevarán a comer un bocata de calamares para que por fin acabes aterrizando y te olvides de los alquimistas. Tú se lo agradecerás enormemente y acabarás fundando en su honor un centro de recuperación para los lectores de Coelho.

jueves, 25 de octubre de 2012

'Los enamoramientos', de Marías, ¿lo mejor o lo peor de 2011?

A propósito del rechazo de J. Marías del Premio Nacional de Literatura, recupero la preocupante entrada que publiqué a finales de año acerca de Los enamoramientos, la novela que 'habría merecido' el premio. En pocas palabras, puedo entender por qué Marías ha rechazado el Premio Nacional de Literatura, pero no cómo han podido dárselo por una novela tan floja como Los enamoramientos.

Leo en Moleskine literario que en Babelia un grupo de cincuenta y siete críticos han elegido Los enamoramientos como la mejor novela del año que se nos va. Y leo en Patrulla de salvación que la novela de Marías ha sido de las peorcitas. Lo que realmente me preocupa no es la discordancia tan radical de opiniones, sino que haya un buen número de  críticos especializados que no se den cuenta de que la novela de Marías no solo no aporta nada nuevo a su obra sino que revela algo que me parecen preocupantes limitaciones suyas, como dije en una entrada anterior.     

    Algunas explicaciones se me ocurren: 1) los críticos que votaron así están en la nómina de Alfaguara-El País; 2) la lista de libros para votar era un programa informático con trampa incluida; 3) los críticos están tratando de hacerse amigos de Marías para que este les prologue algún libro; 4) los críticos son enemigos acérrimos del profesor Francisco Rico, 5) todos los críticos usan realmente un seudónimo que corresponde a un único sujeto, probablemente un 'negro' de la sección de crítica de Babelia; 6) se trata de una gravísima errata de imprenta, 7) Alfaguara-ElPaís cometió algún inexplicable error en el recuento de votos; 8) los votos de quienes no eligieron al autor de la casa se extraviaron en el correo o fueron a parar al archivo de correo-basura, o 9) el resto de las novelas del año son realmente peores que Los enamoramientos, y entonces hemos tocado fondo; la crisis ya no es solo económica, polìtica, social, sino literaria, cultural, periodística... Menos mal que nos quedan París y los blogs... (el que no se consuela es porque no quiere).

sábado, 20 de octubre de 2012

Personas... y no personajes (José Jiménez Lozano: 'Antología de cuentos')

En la anterior entrada dedicada a Jiménez Lozano,  subrayaba yo la variedad de temas, motivos y recursos que los caracterizaban los cuentos de El ajuar de mamá. Todo ello era me parecía un motivo de elogio para su autor, que mostraba una especie de inconformismo consigo mismo y con las posibilidades de la propia literatura. Al final acababa recomendándolo por parecerme un logro estético en una amplia variedad de direcciones narrativas.   

     D
e esta antología publicada por Cátedra tengo que decir algo semejante, aunque aquí esa variedad temática y ambiental es mucho más reducida . No sé si se debe a los gustos de la autora de la edición o a los libros de donde proceden esos cuentos, pero todos o prácticamente todos tienen que ver con ambientes rurales o marginados y con personas olvidadas o "secundarias" pero al mismo tiempo llenas de una vida de verdad. Son más personas que personajes y por ello  sus historias tienen un calor humano evidente en casi todos los casos; en unos pocos la más extensa elaboración literaria hace que esas historias aparezcan como algo más libresco y alejado, aunque no menos intenso, como puede ser "El grano de maíz rojo". El lector que quiera disfrutar de estas narraciones ha de gustar de historias de la gente común, de la 'intrahistoria' de la que Miguel de Unamuno hablaba en abstracto y de la que aquí Jiménez Lozano ha hecho carne literaria.

           El mismo lector ha de gustar de la oralidad de los relatos, es decir, de estar escuchando una narración más que leyéndola, aunque también esta claro que solo un gran escritor puede conseguir un efecto tan logrado como lo que vemos aquí. La mayoría son también historias como estampas, sin moralinas políticas o ideológicas, lo que que hace que los personajes lleguen más al fondo del lector pues esas historias son las que pueden haber protagonizado nuestros popios abuelos, nuestros padres, nosotros mismos o el propio autor. Escenas de la vida real y, de nuevo, de personas más que de personajes que casi  nunca grandes tragedias o grandes aventuras y sí la vida de todos los días. De paso, el lector no dejará de sorprenderse del amplio y entrañable vocabulario  que Jiménez Lozano, como en su tiempo Azorín, rescata de las arcas del olvido. Y para los más convencidos, la introducción, aunque un poco larga, conviene también ser leída, especialmente para entender la meritoria singularidad de Jiménez Lozano y el cómo el vivir al margen del mundillo literario no está reñido con el éxito ni con la verdadera calidad. (José Jiménez Lozano:
Antología de cuentos. Ed. Amparo Medina Bocos. Madrid: Cátedra, 2005, 322 pp.).


miércoles, 10 de octubre de 2012

Libros de amigos/as: 'Sonetos completos' de Rubén Darío (Ed. Ricardo Llopesa)

Una selección de poesía que hacía falta. A pesar de las innumerables antologías existentes de Rubén Darío, aquí por primera vez se publican  "los sonetos completos del poeta -un total de ciento cuarenta y dos-, que constituyen  un abanico de metros y rimas precursores de la renovación métrica en español. Esta edición ha estado al cuidado de Ricardo Llopesa, uno de los especialistas de mayor prestigio en la investigación de la obra de Rubén Darío y el Modernismo". Ricardo Llopesa es también el editor de las Poesías inéditas de Darío (Visor, 1988), miembro correspondiente  de la Academia Nicaragüense de la Lengua y presidente del Instituto de Estudios Modernistas, en Valencia.
      Alguien ha dicho que un buen poeta no lo es hasta que demuestra que puede escribir un buen soneto. Por si quedaba alguna duda, aquí hay casi ciento cincuenta razones para mostrar que Rubén Darío es uno de los mayores poetas de la literatura escrita en castellano. Para quien no conozca ninguno transcribo el titulado "Melancolía", de su libro Cantos de vida y esperanza, un soneto que se aparta un poco del modelo clásico, pero que es también uno de los más intensos y personales de toda su obra. El poema iba dedicado a Domíngo Bolívar, un pintor colombiano amigo de Darío muerto poco antes de la redacción del soneto; por eso el primer verso se ha interpretado como una petición del autor para que su amigo le revele lo que existe más allá de la muerte, algo que a Darío le provocaba a menudo incertidumbre y angustia (Rubén Darío: Sonetos completos. Madrid: Visor, 2010, 224 pp.). Un libro imprescindible, en cualquier biblioteca.


Hermano, tú que tienes la luz, dime la mía.
Soy como un ciego. Voy sin rumbo y ando a tientas.
Voy bajo tempestades y tormentas,
ciego de ensueño y loco de armonía.

Ese es mi mal. Soñar. La poesía
es la camisa férrea de mil puntas cruentas
que llevo sobre el alma. Las espinas sangrientas
dejan caer las gotas de mi melancolía.

Y así voy, ciego y loco, por este mundo amargo;
a veces me parece que el camino es muy largo,
y a veces que es muy corto...

Y en este titubeo de aliento y agonía,
cargo lleno de penas lo que apenas soporto.
¿No oyes caer las gotas de mi melancolía?

domingo, 30 de septiembre de 2012

Pérez Reverte y 'espejito, espejito...' ('El club Dumas')

En mi reseña de El club Dumas notaba la 'cantada'  o confusión que ocurre en las últimas páginas de la novela. Quienes hayan leído esta recordarán que en esas escenas Lucas Corso y Varo Borja se enfrentan en un clímax apocalíptico y semidemoniaco. Después de todos las peripecias y adivinanzas laberínticas llegamos a la fórmula mágica que ha de leerse frente al espejo para que funcione todo el sortilegio final. Las 'palabras' son las siguientes:





Las cuales, leídas a la inversa, darían: ASÍ ME ENTREGO / ASÍ ME LIBERO / ASÍ ME CONDENO

Pero el caso es que Caro Borja le pide a Corso que les aplique el espejo. Sin embargo, si el lector hace la prueba por su cuenta, el espejo devuelve la siguiente imagen:


Es decir, algo completamente ilegible a no ser por las ayudas de la imaginación. Así que nos quedan las siguientes alternativas: 1) Ni el espejo, ni los protagonistas, ni el autor saben las leyes de la óptica regular. 2) Se trata de un espejo 'supermágico' e inteligente cuya fuerza supera todo lo conocido. 3) Pérez Reverte se está quedando con todo el mundo. 4) Pérez Reverte, tan listísimo él, acaba de descubrir unas nuevas leyes físicas que nos está pasando por los morros a todos, regodeándose en nuestra  supina ignorancia. 5) Al autor le da completamente igual lo que piense yo o los demás lectores que buscan un mínimo de verosimilitud o consistencia en novelas que pretenden ser realistas.

No sé si algún visitante del blog pensará que este detalle es una pejiguera, pero aquí quiero funcionar como 'defensor del lector', y es que te engañen así en el clímax del libro, en la página 487 de las 493 totales, después de haberte traído y llevado por un sinfín de laberintos  y acertijos descabellados, no tiene nombre. Y menos después de lo que dicen de El club Dumas y de su autor algunas citas de la contraportada (edición de 1999, Alfaguara):

"Un auténtico thriller, una trama maravillosamente compleja" (The New York Times) Y tan compleja..., indescifrable diría yo.

"Arturo Pérez Reverte es uno de los maestros del suspense inteligente" (Le Fígaro) Sí, pero aquí se ha pasado y ha dejado completamente estupefactos hasta a los especialistas en efectos ópticos.

"Ni el lector más perspicaz, armado con un diccionario de latín y un ejemplar de Los tres mosqueteros podría anticiparse a las electrizantes sorpresas de este misterio elegante" (The New Yorker). Vamos, que te dan una ecuación sin solución y encima quieres que les des el resultado. Manda h..., que diría Trillo.

(Por cierto, en el espejo de la imagen que encabeza esta entrada 'puede leerse': 'Miguel de Cervantes: Don Quijote de la Mancha').

jueves, 20 de septiembre de 2012

Escritores feos y los 'monstruos' de Rosa Regas

Rosa Regas
Este verano, y a propósito de la controversia sobre el aborto, Rosa Regas afirmó que no había que dejar nacer a los que ella consideraba 'monstruos', por venir con malformaciones. Aparte de que nadie nace perfecto (malformaciones o limitaciones latentes las tenemos todos, por eso nos ponemos enfermos o acabamos muriéndonos), tampoco puedo estar de acuerdo con ella porque entonces nos habríamos quedado sin un montón de buenos artistas y un montón de buenos escritores. Y ya puestos a hacer  un poco de filosofía: ¿a qué llama la sra Regas 'malformaciones'? ¿A no ser un míster o una miss universo? O por el contrario, ¿qué hacer con gaupetones como Rudolf Hess y Karl Wolff, estrechos colaboradores de  Hitler? ¿Fueron monstruos o no?  Abajo incluyo fotos de escritores y escritoras que 'sin arreglarse un poco más' nunca habrían  ganado nunca un concurso de belleza, o también de otros que en algún momento de su vida se convirtieron en 'monstruos' y entonces habría habido que invitarles a que escribieran desde el otro mundo.  Y también una de Hess y otra de Wolff. Y debajo de las fotos, otra lista de escritores que, o la señora Regas nos aclara el concepto un poco mejor, o también habría que incluir en su lista. (Se admiten adiciones). Nadie es perfecto sra Regas, y ud. tampoco (y eso a pesar de que uno de sus libros lo tenga en mi lista de recomendados, aunque no por la belleza de su autora).

Ernest Renan

Gloria Fuertes

Paul Verlaine

María Zambrano

Ramón del Valle Inclán (manco)

Jorge L. Borges (ciego)

Cervantes (manco)

Homero (ciego)

Otto Wolff (emisario de Hitler)

Rudolf Hess (secretario de Hitler)
Otros

Ciegos: Juan Valera

Disléxicos. Hans Christian Andersen

Patizambos: Quevedo

Jorobados: Juan Ruiz de Alarcón

Alcohólicos: Rubén Darío, Ernest Hemingway, Marguerite Duras, William Falkuner, Edgard Allan Poe

Drogadictos: William S. Burroughs, Julio Herrera y Reissig, Jean Cocteau

Maniáticos: Emile Zola, Juan Ramón Jiménez

Ególatras: Francisco Umbral, ¿Unamuno?, 

Sifilíticos: Henri Heine, Gustavo Adolfo Bécquer, Baudelaire, Flaubert, Daudet

Suicidas: Mariano José de Larra, Alfonsina Storni, Virginia Wolf, Ernest Hemingway, Manuel Acuña, Horacio Quiroga, Emilio Salgari, Reinaldo Arenas, José Asunción Silva, Leopoldo Lugones,

Locura o problemas psiquiátricos serios: Guy de Maupassant, Alejandra Pizarnik, Antonin Artaud.

Escritoras llenas de arrugas y con gafas azules: Rosa Regas


lunes, 10 de septiembre de 2012

Más carcajadas silenciosas ('Fortunas y adversidades de Sherlock Holmes', de Carlos Pujol).

En las otras obras  de Carlos Pujol comentadas en este blog he contado que uno de sus méritos más interesantes es ese sentido del humor británico, que te hace leer muchos de los pasajes de cada libro en un estado de constante 'carcajada silenciosa'. Este es otro ejemplo más, y quizá más logrado que los anteriores, y sin que esto quite mérito al entramado de cada una de las dieciséis breves historias o episodios (me resisto a llamarlos cuentos) que componen el volumen. Un poco menos logrado me parece el intento de humanizar a Sherlock Holmes que se anuncia en el prólogo. Quizá en esto tenga que ver el estilo de Carlos Pujol, que tiende a los párrafos muy medidos y a unas frases muy cuidadas y perfectamente construidas. Esto y la amplitud de su vocabulario nos dice que podemos aprender mucho de su técnica pero me parece que al final esa insistencia en la exactitud acaba contagiándose a los personajes y estos se convierten en algo muy bien perfilado y caracterizado pero con poca vida real. Aunque, tratándose de británicos, quizá esto sea un acierto involuntario y entonces Fortuna y adversidades se trate de un trabajo perfecto. La verdad es que me gustaría pensar esto de un autor como Pujol, cuyos universos y personajes destilan un optimismo y una entereza vital mucho más atractiva que los de tantos rolletes posmodernos. 

     Salvo una, todas las historias están contadas por el Dr. Watson, y son de argumentación y temática variada: meditaciones sobre la labor detectivesca, casos policiacos 'omitidos' por Conan Doyle, intentos de Watson por acabar con la soltería de su amigo, sátiras costumbristas, amenas reflexiones y juegos acerca de la intertextualidad literaria... Aunque para disfrutarlo al máximo hay que conocer al menos algunos casos y personajes del 'verdadero Sherlock Holmes', las historias se leen fácilmente y entretienen y divierten. Muy apropiada para pasar un buen rato, para iniciarse en la original literatura de Carlos Pujol y para contemplar la posible vida escondida de Sherlock Holmes. Obviamente el título nos dice que el autor ha querido hacer lo que hicieron los muchos continuadores de
El Lazarillo. A mi juicio lo ha conseguido y ha escrito un libro que debería ser considerado una continuación de las novelas e hitorias del detective de Conan Doyle. Y otra razón más para felicitar a la editorial Menoscuarto, que sigue de acierto en acierto (Carlos Pujol: Fortunas y adversidades de Sherlock Holmes. Palencia: Menoscuarto, 2007, 132 pp.).



jueves, 30 de agosto de 2012

Lo juro por mis muertos: foto de vacaciones y la etimología de 'macarrón'

Nunca mejor dicho: juro por mis muertos que esta foto es real y no un montaje. La saqué en una visita a un cementerio histórico de una ciudad estadounidense el pasado mes de julio. Ahora estoy hecho un lío con la etimología de la palabra 'macarrón'. ¿Es la italiana 'macarroni', el griego 'macaroneia' (canto mortuorio), el apellido escocés de la lápida, o el aumentativo del castizo 'macarra'?

miércoles, 22 de agosto de 2012

Cerrad el blog, que viene Gordillo

Solo para comentaros que por unos días voy  a imitar a los cordobeses y, hasta que se calme el sr. Sánchez Gordillo y se le pase el complejo de Robin Hood, voy a eliminar del blog todas las entradas referidas a novelas con comida o supermercados. Entre ellas están la dedicada a Melocotones helados, de Espido Freire, y la dedicada a El premio de Vázquez Montalbán, protagonizada por Carvalho, el detective comilón. Las repondré cuando Gordillo se parezca un poco más a Error Flyn, un Robin Hood mucho más apuesto (juzgad por las fotos):




sábado, 30 de junio de 2012

sábado, 23 de junio de 2012

José María Merino, Gustavo Adolfo Bécquer y sus fantásticas mujeres

Hace unos días comentábamos en clase la leyenda de Bécquer titulada  "La corza blanca" y el cuento de José María Merino titulado "La prima Rosa". Ambos relatos comparten uno de los motivos más repetidos de la literatura fantástica, que es la ruptura o el intento de ruptura de la ley de identidad, pues las dos mujeres  protagonistas no son en realidad lo que aparentan o no son solo lo que aparentan (no doy más detalles porque los dos relatos merecen la pena ser leídos). Otros leitmotivs recurrentes en ambas historias son  la experiencia en solitario del testigo, el lugar aislado y un poco gótico de la transformación, el agua como elemento intermedio de la metamorfosis, etc.


    Comento esto no  para sugerir que Merino esté copiando a Bécquer, ni mucho menos, ya que la literatura fantástica es una de las que sigue esquemas más rígidos y repetitivos; además el cuento de Merino fue uno de los que más gustó a mis alumnos. Lo que me interesa es simplemente recordar que también aquí los clásicos han llegado antes a muchos lugares que creemos que están siendo descubiertos por los modernos, o dicho de otra forma, que para llegar a donde nos quieren llevar los modernos sigue siendo imprescindible pasar primero por los clásicos. Solo se trata de que leamos a los modernos a la luz de la historia; si no podemos acabar creyendo que estamos descubriendo la rueda por enésima vez. (Gustavo Adolfo Bécquer: Leyendas. Madrid. Cátedra, 1996, pp. 327-346; José María Merino: "La prima Rosa", en Joan Estruch i Tobella, ed. Los mejores relatos fantásticos de habla hispana. Madrid: Alfaguara, 2002, pp. 89-101).



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sábado, 16 de junio de 2012

Vampiros de carne y hueso (Adelaida García Morales: "La lógica del vampiro")

Es esta una novela que recuerda bastante a El silencio de  las sirenas. Como en aquella, aquí la protagonista y narradora se ve arrastrada a llegar y vivir en un ambiente y con otros personajes que provocan en ella una sensación de extrañeza y enajenación que poco a poco va evolucionando hacia la inmersión más o menos tensa en esos nuevos mundos. Y es esto quizá lo único que quepa achacar a la narración, su, a mi juicio, excesiva cercanía con el argumento y las técnicas narrativas de la anterior novela. (Como hasta ahora no he leído más obras de la autora me queda la duda de saber si esto se trata de un recurso demasiado frecuente en la autora o si García Morales sabe también llegar a más mundos y generar más voces y más perspectivas).

     Pero, como en El silencio de las sirenas, aquí también hay que reconocer que esa voz narrativa, ese ambiente de incertidumbre y misterio y ese personaje protagonista lleno de agonías y dudas y de una irresistible atracción hacia la bruma, están magistralmente conseguidos. El desencadenante (la posible muerte del hermano de la narradora) aquí es un acontecimiento presentado de forma tan incierta e intrigante como posible, y el mundo de llegada (la ciudad de Sevilla y algunas poblaciones de alrededor)  proporcionan un soporte físico y espacial igualmente sólido y creíble. Por eso la parte del argumento que a menudo roza lo sobrenatural o lo fantástico no llega nunca a perder la verosimilitud; a esto también ayuda la normalidad de esos nombres (Diego, Pablo, Félix, Teresa, Sonia) que gravitan en torno a Alfonso, el vampiro de quien nunca sabemos en qué orden vive y qué es lo que realmente llega a esconder. El final de la novela, donde la protagonista simultáneamente cae y escapa de las redes de Alfonso, insiste a la vez en esas capacidades del vampiro pero al mismo tiempo evitan que la novela revele la verdadera identidad de este. Con la partida de la anónima protagonista-narradora no hay necesidad de aclarar el enigma, que se deja a su propia fortuna, y el lector se alegra de que la protagonista salga herida pero victoriosa de ese mundo. No es un final desesperanzado pero tampoco desmiente la posibilidad real de lo que ella ha dejado atrás.

    Lo mismo puede decirse del tono y el estilo de la novela. La narración se centra sobre todo en la vivencia interior de la protagonista, que narra todo en forma autobiográfica, manteniendo un tono uniforme pero no monótono, y utilizando descripciones y diálogos de forma conveniente, con una clara tendencia a la concisión y a la huida de todo aquello que resulte  superfluo o innecesario.  Quizá por aquí también se le pueda achacar a la novela que al final esa concentración en una única anécdota y su carácter más bien centrípeto o convergente hacen de este relato más bien un cuento largo que una novela propiamente dicha. Pero creo que la intrínseca calidad de la misma justifica una lectura positiva de lo que decía  Borges acerca de los cuentos, que eran novelas sin ripios. Usando esa frase del argentino, creo que La lógica del vampiro no sólo no tiene ripios  sino que también deja claro que estos no se necesitan cuando la historia que se cuenta tiene de por sí los suficientes ingredientes de intriga y tensión y se sabe contar con un estilo y en un tono que parecen corresponderle como por naturaleza.

    Al final, por tanto, una buena novela en sí misma, en todos los niveles, que solo defraudará –no mucho– a aquellos lectores que la lean a la luz de El silencio de las sirenas. En cualquier caso, creo que la lectura de una de estas dos novelas sigue siendo necesaria para conocer una de las voces más personales de la narrativa española contemporánea. (Adelaida García Morales: La lógica del vampiro. Barcelona: Anagrama, 1990, 189 pp.).



sábado, 9 de junio de 2012

Libros de amigos/as: 'Chiloé', de Juan Antonio Cebrián

Hoy os traigo aquí el último poemario de otro amigo y colega mío, Juan Antonio Cebrián de Miguel (Madrid, 1953). El título es el nombre de una isla del sur de Chile. Os cito primero la solapa referida al autor y al final os incluyo el poema con el que cierra el libro. Por cierto, si alguna vez asistís a un recital suyo, pedidle que os lea algún poema gauchesco. Insuperable. Mejor que el propio Borges.

"Juan Antonio alterna sus investigaciones y docencia de la Geografía con el ejercicio de la Poesía. Es Doctor en Geografía por la Universidad Complutense de Madrid, y ejerce actualmente como Científico Titular del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Ha sido profesor en la Universidad Complutense y en la Politécnica de Madrid, así como en la Universidad de Maryland en College Park. Desde 2001, hasta la actualidad, es profesor asociado del Departamento de Ciencias Políticas y Geografía de la Universidad de Texas en San Antonio. Además, ha impartido cursos extraordinarios y dirigido seminarios de investigación en muchas otras instituciones europeas y americanas. Como poeta ha publicado anteriormente los siguientes libros: Si Garcilaso volviera... (Arbolé, Madrid, 1985), Billete de ida y vuelta (Otero, Madrid, 1991), Presencia de lo vegetal (Altorrey, Madrid, 1992), Andarivel (Betania, Madrid,1994), Del aire (Devenir, Madrid, 1998)".




Gravedad

I

La música se hace francesa en la voz de una soprano polinesia,
como el canto de ánimas en bosques de robles y hayas,
como el llanto sublime del pájaro por la hembra extraviada.
¿Qué otros objetos podremos rescatar,
para prestarles culto de nostalgia?
Pocos.
¿Y permanentes?
No.
No lo creo,
no somos dueños del tiempo.
Dueños de nada somos.

II

Al atardecer escribo con seguridad,
estoy en mi posición, la conozco.
Conozco la tarde, cuando cae, siempre fugaz.

III

La frontera es siempre sagrada,
porque siempre es invisible.
Y sagrada también si se la viera…

IV

Siempre estaré allí, siempre,
donde y cuando nos convoquen
para escucharte y sonreír.
Siempre.
Y tú, musa, entre nosotros
marcarás la distancia
de nuestra fingida gravedad.

(Juan Antonio Cebrián: Chiloé. Madrid: Ediciones Clásicas, 43 pp.)

sábado, 2 de junio de 2012

Horóscopos literarios: Si eres Libra... (Premio Planeta)

Comienzo con esta entrada una nueva serie, la de los horóscopos literarios, que pronosticarán infaliblemente el futuro de todos aquellos lectores de este blog o amantes y practicantes de la literatura que crean en esos delirios. La idea me la ha sugerido el mismo Blogger, cuando al revisar mi perfil me pedía que incluyera mi signo zodiacal... Y yo que creía que Google era una empresa seria...
   
      Bueno, el caso es que si eres Libra (o sea, si has nacido entre el 23 septiembre y el 23 de octubre), lo más probable es que este año ganes el premio Planeta, que, como sabes, se otorga el 15 de octubre y por eso lo puedes tomar como un regalo de cumpleaños.  Los de Planeta te llamarán unas pocas semanas meses antes para pedirte que empieces a preparar un manuscrito más o menos decente ("tampoco te pases", te dirán, y "no se te olvide firmar con tal seudónimo") y te pedirán el número de tu cuenta de Bankia para ir agilizando el depósito de la cuantía del premio. Si no eres un escritor conocido, no se lo digas, pues ellos no se darán cuenta y entonces podrías acabarás como finalista y no como ganador. Si eres un escritor conocido se lo puedes recordar e intentar regatear un poco el monto final del premio. También puedes pedirles el nombre de los componentes del jurado para contactar con ellos y agradecérselo de antemano. En otro orden de cosas, tu salud seguirá empeorando (no se puede tener todo) y te saldrá un orzuelo en el ojo izquierdo que te obligará a llevar gafas oscuras el día de la entrega del premio lo cual podrá interpretarse como una señal de la emoción que te embargaba al recoger el premio y que te habría hecho llorar de ilusión. ¡Enhorabuena! (y acuérdate de los pobres).

sábado, 26 de mayo de 2012

Antonio Orejudo hace que me baje en la primera estación: 'Ventajas de viajar en tren'

Al final ha sido más o menos lo que anunciaba en la entrada anterior. Un libro bien escrito, a cuyo autor se le ven recursos imaginativos y retóricos originales pero lamentablemente puestos al servicio de una historia de mundos y personajes desquiciados con los que quizá Orejudo quiera resumir su cosmovisión. Aún así ese mundo y la novela no dejan de resultar deprimentes en extremo, al menos para mi gusto. En algún otro lugar he leído que esta y otras novelas de Orejudo han sido elogiadas por Juan José Millás, lo cual no es de extrañar pues los dos gustan de recrear ese mundo loco y paranoico en el que ellos creen que se ha convertido nuestro mundo real. Yo no lo veo así, y por eso me parecen libros incompletos y demasiado negativos. Por otra parte, de eso ya nos hablaron, y con mucha más fuerza, el esperpento de Valle-Inclán, los universos caóticos  de Kafka o los ámbitos nauseabundos de naturalistas como Emile Zola o Emilia Pardo Bazán. Y lo de la preferencia entre el simulacro y la realidad que citaba la contraportada es algo ya tan manido por toda la novela posmoderna (Marías, Cercas, etc.) que se ha convertido también en un tópico 'superaburrido'.

    Por ello creo en ese sentido que lo único que redime a Ventajas de viajar en tren que al final ese tren parece llegar a un mundo diferente al que ha alojado las historias suyas y las de sus compañeros de vagón. ¿Se refiere el autor a algún tipo de esperanza, a la posibilidad de un mundo menos hediondo?

     Como ya contaba en la reseña sobre La soledad era esto, la novela de Millás, no sé si para mostrar ese absurdo vital hace falta tanta referencia a lo escatológico. A veces me han recordado a los niños que solo saben hacer chistes con palabras como mierda-cagado-culo, o cosas parecidas. Quizá pueda entenderse también como muestra de una 'literatura gamberra', como la de César Aira, pero no estoy muy convencido de que de que a la larga eso lleve a nuestra literatura a parte alguna, a no ser que hayamos tocado fondo  y esa sea también la impresión que de las posibilidades artísticas quieran dar estos autores.

      Admito que bajo esos parámetros, las historias que se nos cuentan en la novela no dejan de tener su originalidad, y que algunos de sus recursos retóricos y narrativos están logrados y garantizan que Orejudo puede llegar más lejos. De todas formas también otras anécdotas o recursos son repetitivos y recuerdan a otros autores: así la oralidad de algunos relatos, la sátira del mundo académico y editorial, etc., que nada nuevo dirán a quien haya leído los relatos contados de Álvaro Pombo o Jiménez Lozano o  las fáciles diatribas de Javier Marías o Pérez Reverte.


   Dos citas de la novela pueden sintetizar muy bien lo que es y no es esta:

1) "Durante meses le siguieron llegando  ((esas novelas)) sobre la guerra civil,  la preguerra civil o la posguerra civil, que los nacidos en los años cuarenta y cincuenta se empeñaban en recrear una y otra vez en narraciones que confundían el tedios con la seriedad, la ñoñería con la sensibilidad, y que incluían personajes que se llamaban Inés o Alfonso, y complementos del tipo 'con la lenta parsimonia del verdugo'" (pp. 68-69; por cuestión de fechas esta Inés de Orejudo no puede ser la de
Inés y la alegría de Almudena Grandes, ya reseñada en este blog, pero la coincidencia no deja de ser curiosa).

2) (repito la de la semana pasada): "Los cándidos humanistas han creído siempre que podíamos acceder al alma humana a través del trato cálido y la amable conversación entre personas, pero la verdadera esencia del hombre está en la mierda, en esa materia despreciable que creemos bajar por una tubería anónima y sumergirse con un ruido líquido en las aguas fecales de las alcantarillas" (p. 144)


    Como resumen, 
Ventajas de viajar en tren puede ser entonces una novela bien escrita y original, si no se tienen mucho en cuenta los antecedentes de los grandes maestros. Y puede incluso entretener si el lector tiene tragaderas para tanta escatología. Pero hace falta que esas tragaderas sean realmente grandes, de talla XXXL, como nos dirían en El Corte Inglés. Las mías no llegan a tanto. (Antonio Orejudo: Ventajas de viajar en tren. Madrid: Alfaguara, 2000, 149 pp.)




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