sábado, 5 de septiembre de 2020

Bibliofilias: el devocionario Galduria

Gracias a una serie de carambolas de amigos y conocidos ha llegado a mis manos un ejemplar del Devocionario de los fieles y Cantos gregorianos, publicado por la editorial Galduria (1987). Me ha alegrado bastante, ya que llevaba ya bastante tiempo intentado conseguir uno por internet o en librerías de todo tipo, pero hasta ahora no había tenido suerte. Creo que coincidiréis conmigo en que se trata de un devocionario clásico y muy especial. Además de ser muy completo, sus ilustraciones son realmente únicas, y por si fuera poco, se recogen en él un buen número de cantos gregorianos, con sus respectivos pentagramas musicales. En fin, completo y bonito, y como diría Tomás de Aquino, la verdad y la belleza otra vez unidas.  Arriba una foto de un ejemplar similar, y abajo una de las ilustraciones que más me han gustado.

viernes, 4 de septiembre de 2020

Horace Walpole: El castillo de Otranto

Una de las ventajas que tiene vivir en Texas es que pasas tanto tiempo conduciendo que puedes 'leerte' miles y miles de audiolibros. Y una de las ventajas de internet es que un miles y miles de audiolibros pueden descargarse de páginas como Librivox. Y otra de las ventajas de Librivox es que te permite descargar clásicos que ayuden a sobrellevar a este blog la mediana altura de la actual novela española. Así que seguiré leyéndolos y reseñándolos de vez en cuando. 

     Uno de los que acabo de 'leer' ha sido El castillo de Otranto (The Castle of Otranto), de Horace Walpole, publicado en 1768 y considerado como el iniciador del género de la novela gótica. No me ha decepcionado, pero tampoco puedo decir que me haya entusiasmado. Quizá porque esperaba un poco más de lo fantástico y lo numinoso, y no tanto esa carga sentimental que tanto me ha recordado a las telenovelas, de las que no soy capaz de aguantar más de cinco minutos seguidos. 

      Como digo, sí hay algunos acontecimientos extraños, pero la mayor parte del libro está ocupada por escenas 'superemocionales' entre Isabella, Hipolita, Matilda, Theodore y Manfred, y el argumento lleno de anagnórisis, ilógicos imprevistos e inconsecuencias. Lo extraordinario ocurre sobre todo en los capítulos primero y último y de forma relativamente secundaria. El inglés suyo tampoco me ha parecido muy elaborado, aunque tiene la ventaja de ser fácimente inteligible. Se me queda un poco lejos de Robert L. Stevenson y Daniel Defoe. Pero, bueno, en cualquier caso, no deja de ser una lectura provechosa y obligatoria para todos los amantes del género. Sin ella es muy difícil entender el origen y las imaginaria de toda la literatura fantástica europea que le siguió. Lo que sí me pareció  interesante es el prólogo, tanto por su interés teórico para entender las técnicas y estrategias narrativas de este tipo de literatura como por ser un perfecto ejemplo de por qué los prólogos son también lecturas obligatorias en todos los géneros. 
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