martes, 30 de diciembre de 2014

Belén Gopegui y sus "madres"

En este blog he comentado ya varios libros de Belén Gopegui. Vistos en su conjunto y como ya he dicho en varias entradas, me parecen novelas de una gran escritora que, desgraciadamente, no está llegando adonde podría llegar, por dedicarse a narrar historias con un compromiso político no sólo periclitado sino, me parece, bastante dañino para la literatura, por su reductor maniqueísmo y esas propuestas utópicas que quieren pasar por posibles o realistas.

      A pesar de todo esto, seguía reconociendo ciertos valores originales e independientes en la escritura de Gopegui,  y por eso lo que menos me esperaba en El comité de la noche es ver que la autora haya caído en las redes de lo políticamente correcto. No quiere esto decir que yo no esté de acuerdo con algunos de sus postulados, pero ver a Gopegui repitiendo las consabidas proclamas acerca del lenguaje patriarcal, usando el plural “madres” en lugar del “padres” [“en mis madres (quiero decir en mis padre y mi madre”)] me parece intelectualmente barato e improcedente para una escritora de sus posibilidades, que debería estar cuestionando también esas lecturas tan superficiales de las propiedades del lenguaje [la cita de la novela va sin paginación pues el libro lo he leído en formato digital].

      En otra entrada acerca de esta corrección política, incluía un ejemplo de lo absurdo y confuso que podría ser llevar esta práctica al castellano de manera indiscriminada. El ejemplo estaba tomado de un 
surrealista documento del gobierno de Hugo Chávez. Lo vuelvo a copiar aquí, quedándome con la intriga de cómo arreglarían esto l@s p@rtidari@s de est@ revisi@n linguïstic@ [“revisi@n va sin acento, pues no he encontrado el modo de ponerlo sobre el signo de la arroba]. (La reseña de El comité de la noche será la próxima entrada del blog. Saludos)

«Sólo los venezolanos y venezolanas por nacimiento y sin otra nacionalidad podrán ejercer los cargos de Presidente o Presidenta de la República, Vicepresidente Ejecutivo o Vicepresidenta Ejecutiva, Presidente o Presidenta y Vicepresidentes o Vicepresidentas de la Asamblea Nacional, magistrados o magistradas del Tribunal Supremo de Justicia, Presidente o Presidenta del Consejo Nacional Electoral, Procurador o Procuradora General de la República, Contralor o Contralora General de la República, Fiscal General de la República, Defensor o Defensora del Pueblo, Ministros o Ministras de los despachos relacionados con la seguridad de la Nación, finanzas, energía y minas, educación; Gobernadores o Gobernadoras y Alcaldes o Alcaldesas de los Estados y Municipios fronterizos y de aquellos contemplados en la Ley Orgánica de la Fuerza Armada Nacional.»

   «Para ejercer los cargos de diputados o diputadas a la Asamblea Nacional, Ministros o Ministras; Gobernadores o Gobernadoras y Alcaldes o Alcaldesas de Estados y Municipios no fronterizos, los venezolanos y venezolanas por naturalización deben tener domicilio con residencia ininterrumpida en Venezuela no menor de quince años y cumplir los requisitos de aptitud previstos en la ley.»

sábado, 20 de diciembre de 2014

Feliz Navidad con Pentatonix

Como otros años por estas fechas os felicito las Navidades con un vídeo. Iba a colgar uno con un 'flash mob' del "Mesías" de Haëndel pero me he cruzado con el de Pentatonix y su canción "Mary, Did You Know?", y he preferido éste, que ya lleva más de doce millones de visitas en YouTube. La letra original y la traducción al castellano van debajo del vídeo. Feliz Navidad de nuevo...



Mary, Did You Know 
(letra en inglés)
Mary did you know that your baby boy would one day walk on water?
Mary did you know that your baby boy would save our sons and daughters?
Did you know that your baby boy has come to make you new?
This child that you´ve delivered, will soon deliver you.

Mary did you know that your baby boy would give sight to a blind man?
Mary did you know that your baby boy would calm a storm with his hand?
Did you know that your baby boy has walked where angels trod?
And when your kiss your little baby, you have kissed the face of God.
Oh Mary did you know?

The blind will see, the deaf will hear,the dead will live again.
The lame will leap, the dumb will speak, the praises of the lamb.

Mary did you know that your baby boy is Lord of all creation?
Mary did you know that your baby boy would one day rule the nations?
Did you know that your baby boy is heaven´s perfect Lamb?
This sleeping child you´re holding is the great I AM.



Mary, Did You Know?
(traducción al castellano) 


María, ¿tú sabías que tu bebé caminaría un día sobre el agua?

María, ¿tú sabias que tu bebe salvaría a nuestros hijos e hijas?

María, ¿tú sabias que tu bebé ha venido hacerte nueva,
que este bebé tuyo le daría vista a un ciego?

María, ¿tú sabias que tu bebé calmaría la tormenta con una mano?

¿Tú sabias que tu bebé ha caminado por donde los ángeles pisaron?
Cuando besas a tu pequeño bebé, has besado la cara de DIOS.

Los ciegos verán 
Los sordos oirán
Los muertos vivirán de nuevo
Los paralíticos saltarán
Los mudos contarán
las alabanzas

María, ¿tú sabías que tu bebé es el Señor de toda la Creación?

María, ¿tú sabías que tu bebé un día gobernaría todas las Naciones?

¿Tú sabías que tu bebé es el cordero perfecto del cielo?

Este niño dormido que tú sostienes es el GRAN YO SOY

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Más escritores así....

Esta entrada va dedicada a todos los escritores arrogantes que pululan en nuestro panorama literario. Es una copia literal de un mensaje electrónico que me envió otro escritor mucho menos arrogante después de leer mi reseña de uno de sus libros. Por respeto a su identidad no la transcribo completa, pero me gustaría hacerlo, porque el gesto lo merece y para que sirviera de referencia a los amigos del autobombo, a los infalibles y a los pagados de sí mismos. Mensajes como éste nos dicen que no todo está perdido, y que todavía hay escritores dispuestos a mejorar y aceptar la crítica con señorío y sin perder los estribos... Por supuesto, lo mismo se podría aplicar a algunos políticos, artistas.... 


Buenos días, José M.:

Acabo de leer tu crítica de .... Solamente quería darte las gracias. Gracias porque creo que has dado en el clavo en muchas de tus interpretaciones (......) Gracias, además, por el respeto con el que has escrito. Gracias por seguir toda (toda!!!!!!) mi obra… y no perecer; no habrá mucha gente que lo haya conseguido.

Un abrazo,

domingo, 30 de noviembre de 2014

Javier Cercas: Anatomía de un instante


Elegí este libro de Cercas para quitarme el mal sabor de boca que me había dejado La velocidad de la luz y, en menor medida, Soldados de Salamina. Como comentaba en las reseñas respectivas, La velocidad de la luz me parecía una repetición casi automática de los recursos metanarrativos o metanovelescos de Soldados de Salamina, hasta el punto de ahogar todo atisbo de seria originalidad. De Soldados… aceptaba sin reparos la primera y la tercera parte, pero la segunda me pareció un simple pastiche, un ‘copiar y pegar’ de alguna biografía o tesis acerca de Sánchez Mazas, sin ninguna ambición estilística y también sin nada que un lector no pudiera encontrar en cualquier enciclopedia al respecto. Y esto no creo que sea de recibo en un escritor de primera línea.

     Para evitar un desengaño semejante elegí Anatomía de un instante, el libro que Cercas dedicó al golpe del 23F, del que había leído bastantes elogios. Me interesaba sobre todo para conocer la faceta ‘periodística’ de Cercas y ver en qué medida podía ensamblarse esta con su labor de novelista. Su lectura me recordó en parte la de Soldados y la de La velocidad, sobre todo por su empleo de algunos recursos como el leitmotiv, las acotaciones posmodernistas en la que se matiza que un hecho puede recibir una o varias interpretaciones, y también ese lenguaje suelto y fluido que sólo en algunas ocasiones acaba tropezando en el prosaísmo. Mucho más me agradó y sorprendió al leerlo como un trabajo o una crónica periodística; en esto me pareció ejemplar y un perfecto reflejo del título. Lo que leí del libro, me pareció un trabajo hecho a conciencia y fruto de una investigación seria y múltiple en sus fuentes y en las perspectivas de éstas.

     No logré terminar el libro no tanto por razones de estilo como de contenido. Las luchas y miserias de la vida política española no son un tema de mi predilección, y quizá por ello, cuando llegué al momento en que la trama del golpe quedó anulada (aquí la mejor palabra sería desArmada), perdí todo el interés por seguir adelante. Lo que realmente me acabó interesando era saber cómo se fraguó, cuál fue el papel de los principales implicados,  cuál fue la intervención del Rey en todo el asunto. Una vez que tuve esos datos, todo lo que siguió perdió todo interés para mí. Además, a la vista de cómo estamos ahora, creo el tiempo me ha acabado dando la razón. No parece haber sido mucho lo que el golpe habría podido arreglar como tampoco fue mucho lo que su fracaso y el consiguiente desarrollo político de la democracia ha conseguido para el bien de nuestro país. Las subsiguientes legislaturas quizá hayan podido modernizar técnicamente el país, pero  poco a poco han ido dejando que se desintegren valores mucho más importantes, como han podido ser la educación, el sentido de responsabilidad social, la honestidad política, la política demográfica, etc, etc; y con todo eso, lo único que podemos tener es una crisis como la que tenemos ahora de la que creo que todos ellos tienen la culpa.

     Volviendo al libro, reconozco que lo que leí, me entretuvo, me dio información que no conocía y me pareció bien escrito y bien organizado. Además Cercas muestra una gran capacidad de análisis y matices en un tema en el que podría haber sido muy fácil caer en repeticiones y maniqueísmos ideológicos. En cuanto a esto, sí que he de decir que el autor parece un poco escorado hacia la izquierda y que algunas afirmaciones me suenan o un poco prejuiciadas o tendenciosas.  No creo, por ejemplo, que la situación cívica de 1936 y el consiguiente golpe-rebelión pueda compararse con la de los años anteriores al golpe de 1981 (pág. 107). Entre otras cosas porque la violencia de la Democracia era sobre todo de carácter terrorista, con objetivos muy puntuales (militares o políticos), mientras que la del 36 me parece más bien un desorden y una violencia civil generalizada en la que, dependiendo de los casos, el gobierno hacía o no  la vista gorda. Algo que creo que nunca ocurrió con la violencia de ETA o el GRAPO. No estoy justificando el golpe del 36, pero tampoco me parece de recibo que Cercas quiera poner al mismo nivel ambas reacciones militares.

Como digo, no he terminado el libro, y no creo que vaya a continuar su lectura, pero por lo  menos me ha mostrado que Cercas es capaz de escribir bien en otro tipo de género, y me hace confiar que la próxima novela suya que lea sea mejor, al menos, que La velocidad de la luz. (Javier Cercas: Anatomía de un instante. Barcelona: Mondadori, 2009, 463 pp.).

jueves, 20 de noviembre de 2014

Novelistas tragados por el olvido

'La persistencia de la memoria'
de Dali, o cómo el presente
no es siempre igual al futuro,
y menos con la gloria literaria
Acabo de tener en mis manos el segundo volumen de un ensayo sobre la novela española que en su momento fue una guía casi obligada para todo estudioso del tema. Me refiero a Hora actual de la novela española, de Juan Luis Alborg, de 1958.  Lo que más me ha llamado la atención y causado alarma a la vez, quizá por su carácter vaticinador, ha sido el índice, que es simplemente el listado de los novelistas cuya obra se estudia en el manual. Los ennumero a continuación  y acompaño su nombre de un sí o un no dependiendo de si me parece que han pasado a la historia posterior o han quedado sumergidos en el olvido. 

     Creo que no hace falta decir que es una lista profética e iluminadora, es decir, a la que deben y debemos  mirar muchos autores  y lectores para ver con un poco más de objetividad y distanciamiento los nombres y novelas que ahora nos suenan demasiado y que con el paso del tiempo, no mucho, acabarán acompañando a los nombres de la lista de Alborg que he marcado con el 'no' del olvido. Por eso quizá sea mejor no perder el tiempo con ellos, para que nosotros, como lectores, no seamos también parte de ese olvido. Aquí va la lista de Alborg:

Ramón J. Sénder: Sí
Max Aub: Sí
Juan Antonio de Zunzunegui: Sí
Manuel Halcón: No
Arturo Barea: Sí
Gonzalo Torrente Ballester: Sí
Sebastián Juan Arbó: No
Darío Fernández Flórez: Sí
Luis Romero: No
Dolores Medio: No
Elena Soriano: No
Jesús Fernández Santos: Sí
Mercedes Salisachs: Sí
José María Castillo Navarro: No

lunes, 10 de noviembre de 2014

Javier Marías: "Así empieza lo malo"

Como la novela esté escrita con el mismo acierto
con el que Marías sostiene su cigarrillo
 (nótese que va a fumarlo al revés,
encendiéndolo por el filtro)
estamos apañados
Tenía pensado leerme la nueva novela de Marías, pero tras la decepción de Los enamoramientos y de leer algunas reseñas de Así empieza lo malo, prefiero simplemente olvidarme de ella. No creo que me diga nada nuevo: sintaxis proustiana y cautivadora, pero también vacua y repetitiva; una temática tratada hasta la saciedad en sus otras novelas: que algo no puede saberse o no acaba de salir a la luz,o si sale es para confundir aún más; personajes omnipresentes como el prof. Rico ... etc. etc. Os dejo aquí tres de esas reseñas:  la de Nadal Suau (El Cultural), que me parece bastante centrada; la benevolente y publicitaria de Jordi Gracia (El País-Alfaguara) y la más dura de Ángel Amador (Aceprensa). Creo que la mía se quedaría entre la de Amador y la de Suau, pero seguramente añadiría el chiste fácil de que "lo malo" no "empieza así" sino que "continúa aquí", en esta novela.  

jueves, 30 de octubre de 2014

Antonio Muñoz Molina: 'En ausencia de Blanca'

Novela breve, de
psicologías y ambientes,
no apta para lectores de
bestsellers
Ésta es una novela muy diferente a las dos anteriores que he leído de Antonio Muñoz Molina: El viento de la luna (que casi incluyo en mi lista de infumables) y Beltenebros (que casi incluyo en mi lista de recomendados). En este sentido, y dado que En ausencia de Blanca me ha parecido también una buena novela, a Muñoz Molina lo voy incluyendo en ese grupo de escritores que procuran no repetirse a sí mismos y seguir buscando nuevos tipos de historias y nuevas formas de contarlas. Muy al contrario de los satisfechos consigo mismos.

    Tengo la impresión de que esta novela está cargada de bastante autobiografía, no sólo por su ubicación en Jaén sino porque la relación amorosa entre Mario y Blanca contiene unos tonos y detalles menores que resultan mucho más fácil explicar como experiencias directas que como invenciones librescas. Me temo que habría que preguntárselo a Marilena Vico o a Elvira Lindo para saberlo. En cualquier caso, en este aspecto, me parece una novela conseguida, aunque no entiendo my bien por qué su autor no la menciona en su autobiografía. Quizá se deba a que se trate de una obra menor en extensión y ambición que las otras dos; sin embargo a mí me ha parecido bastante más intensa y condensada, más cuidada en su lenguaje y con menos flecos sobrantes.

      La relación amorosa del mediocre Mario con la más bohemia y vitalista Blanca es una buena fuente para ver un interesante contraste de personalidades, dependencias e identidades literarias; igualmente el capítulo inicial consigue despertar unas inquietudes e incertidumbres a propósito de la identidad de Blanca y del propio Mario que a mi juicio quedan satisfactoriamente resueltas al final de la novela. También me ha gustado esa crítica que hace el autor del mundo artístico provinciano o menos provinciano, ajeno a esa idealización que suele pasarnos oculta cuando sólo lo conocemos a través de los suplementos culturales, de El País, o de cualquier otro periódico. Un mundo poco envidiable, por lo que se ve.
  
    El lenguaje no aparece forzado ni como intentando llegar forzadamente a lugares que no le corresponden –Pérez-Reverte, Juan M. de Prada–. Muñoz Molina escribe aquí con sobriedad y precisión, sin sentir la necesidad de decir más de lo que dice ni de lo que la historia necesita ni tampoco de asombrar al lector. De la misma forma, la anécdota de la novela, que podría haberse convertido fácilmente en un culebrón sentimental, se contiene dentro de unos límites sensatos y bastante realistas.

     Quizá lo único que le falte a esa relación amorosa es que aparece volcada o cerrada sobre sí misma, algo muy romántico y literario en sí mismo, pero poco verosímil me parece a mí en la vida real, donde ese tipo de relaciones cerradas a trascendencias, suelen acabar en fracasos de uno u otro tipo. A eso quizá se refiera el cambio de identidad de Blanca, o de la percepción que Mario tiene de ella al final de la novela. (Antonio Muñoz Molina: En ausencia de Blanca. Barcelona: Círculo de Lectores, 1999, 127 pp.)






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lunes, 20 de octubre de 2014

Encuestas amañadas: Antonio Muñoz Molina y 'El País'

En censuras y EREs, el que 
esté libre de pecado...
Estoy leyendo En ausencia de Blanca, la novela de Antonio Muñoz Molina, en la que, a pesar de su brevedad, no deja de llamar la atención el número de veces que sale mencionado El País como el único periódico con una sección cultural de suficiente altura como para que merezca las atenciones de Blanca, la protagonista. A pesar de que la novela me está gustando, creo que si algo define a un verdadero intelectual es la independencia, el no identificarse con ningún periódico, ni de derechas, ni de izquierdas, ni de centro... y menos el hacer publicidad de forma tan obvia, casi insultante... Así que he llevado a cabo una pequeña encuesta entre los lectores más intelectuales de este blog acerca de las verdaderas razones por las que Muñoz Molina puede haber incluido esas referencias en la novela. Las respuestas y los porcentajes han sido las siguientes:

1) Es una forma de autopropaganda; de otra manera los lectores de esta novela no sabrían que El País es un periódico con una sección cultural: 20%.
2) El País le paga una comisión por cada mención que hace del periódico en sus novelas: 25%.
3) El aparato censor de El País fue el último encargado de revisar las pruebas de imprenta de la novela y dar el visto bueno definitivo: 40%.
4) Es una estrategia de Muñoz Molina y/o de El País para captar a todas las lectoras de nombre Blanca que aún no leen ese periódico: 15%.

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miércoles, 8 de octubre de 2014

El Nobel, muy cerca de Marías y de Pérez-Reverte

Bueno, más cerca imposible; lo difícil es saber cuál de los dos está más cerca,   o más lejos...



Las fotos se encuentran en la sección de Flickr del blog de J. Marías pero, no sé por qué, me recuerdan demasiado a las que se hizo Michael Jackson junto a otras celebrities, que pueden ser tanto un homenaje a un amigo o a un maestro como una triste muestra de un complejo de inferioridad; como si los méritos propios no bastasen. Ver fotos abajo:

 

martes, 30 de septiembre de 2014

Escritores y Dios: Lorenzo Silva y Calvino (o Lutero)

(Juan Calvino 1509-1564)
En la entrada que dediqué a Los cuerpos extraños, de Lorenzo Silva, comentaba algo acerca de la falta de integridad moral de Karen Ortí, la alcaldesa ‘ejemplar’ asesinada por la máquina de la corrupción. En concreto, me llamaba la atención que por un lado Silva la presentase como una mártir y un ejemplo a seguir en la vida pública, y por otro, en su vida privada, esta señora no parase de poner los cuernos a su marido.

     Se me ocurría que el origen danés de Karen era lo que podía explicar esa contradicción. Y me vino a la cabeza precisamente la posible justificación a partir de las ideas de Calvino o de Lutero, que son las ideas religiosas que triunfaron en los países nórdicos. Para el primero el éxito externo o laboral era una de las principales señales de la predestinación al cielo. La vida interna o su coherencia con la vida pública pasaba así a un segundo plano. Para Lutero, la naturaleza humana está tan corrupta que sólo unas leyes civiles fuertes (seculares o teocráticas) pueden garantizar la convivencia. De nuevo, la vida privada pasaba a un segundo plano.

    En otras palabras, parece que lo que Silva está proponiendo es que –al modo de Max Weber– sólo una mentalidad calvinista o luterana puede sacarnos de la corrupción. No puedo decir que esté de acuerdo con eso, porque al final, si alguien no es leal con su gente más cercana, me cuesta mucho creer que lo vaya a ser con la que le pilla más lejos. 

sábado, 20 de septiembre de 2014

Rosa Montero: La hija del Caníbal

Esta novela la componen lo que podríamos llamar tres bloques argumentales. Por un lado la historia de Lucía y Ramón, éste último misteriosamente desaparecido en los aseos de un aeropuerto y cuya búsqueda por parte de Lucía y dos singulares y espontáneos compañeros serán el hilo de esa primera trama. El desarrollo de la misma se convierte al final en un medio de denuncia contra la corrupción política y social que, desgraciadamente, no es muy distinta a la que podemos encontrar en otro montón de novelas de estos años. Hay algunos giros inesperados ciertamente logrados, pero, la verdad, la historia en sí, considerada dentro del género policiaco, no pasa de ser un tópico más.

    El segundo bloque es la biografía de uno de esos personajes, el ex-anarquista y ex-torero Félix-Fortuna. Su historia se va intercalando entre los capítulos dedicados a la primera aventura, pero la verdad, salvo algunos nudos o cruces interesantes, para el conjunto del libro sobran como las tres cuartas partes de esa biografía. Da la impresión de que Rosa Montero ha querido rendir un homenaje al anarquismo más idealista español, uniendo la vida de Fortuna a la de Durruti. Sin embargo, al final, esta parte me recuerda demasiado a esas novelas en que lo histórico está de relleno y es simplemente un refrito de varios libros de historia, como creo que ocurre en Donde nadie te encuentre, de Alicia Giménez Bartlett, o en Soldadosde Salamina, de Javier Cercas, cuyo segundo capítulo me suena inevitablemente a refrito de tesis doctoral. Lo mismo puede decirse del excursus que Montero dedica al desastre de El Annual.

     La tercera parte, sin duda alguna la más interesante y conseguida, la componen las reflexiones de la narradora acerca de varios temas vitales, como el paso del tiempo, la madurez, el matrimonio, la identidad, el amor, etc. Sin duda alguna creo que es lo que más vida da a la novela, quizá por ser lo más autobiográfico, aunque también es cierto que en ellas abundan algunas observaciones más o menos originales con obvias perogrualldas. El truco del narrador mentiroso o del narrador que menciona al autor (Lucía Romero a Rosa Romero) tiene a ratos su interés y produce alguna que otra sorpresa interesante, pero, por lo repetitivo del recurso en esta misma modalidad o en otras análogas, uno no puede dejar de leerlo con cierto desencanto. (Como ejemplos próximos pueden citarse a Pérez Reverte en El Club Dumas, Javier Marías en Los enamoramientos, Javier Cercas en La velocidad de la luz, y sobre todo, Cervantes en El Quijote). Y mirado por la verosimilitud, no me encaja aquí tampoco que Lucía, en pleno secuestro de su marido, se dedique a flirtear y a erotizar con Adrián, el más joven del trío. Aunque también es cierto que con la trayectoria de amantes y cornamentas que ella lleva a sus espaldas no resulta del todo ilógico.

     El principal problema de la novela es que esos tres componentes encajan si se quiere por el tono personal  de las reflexiones que se intercalan en cada uno de ellos, pero no tanto como historia en sí. La debilidad de la anécdota detectivesca y el refrito historicista de la vida de Félix se quedan técnicamente muy a la zaga de la vida personal de la narradora, que sin duda alguna es lo más original de todo el libro. De todos modos, tampoco esto me parece que sea como para tirar cohetes, sobre todo por la cosmovisión que deja ver Montero y que simplemente no comparto. Me refiero, al punto de llegada de la historia, donde Lucía se muestra feliz en su soledad, después de haber mandado a paseo a su esposo, de haberse desvinculado de Adrián y  de forma un poco distinta de Félix y sus padres. 

    Esa propuesta de la soledad, junto a su visión tan negativa del matrimonio y la maternidad, no me parecen ser la mejor conclusión para una novela que ha procurado ir en dirección contraria, con la biografía redentora de Félix, la solución y denuncia del delito de corrupción, etc. Así presentada, Lucía resulta una figura aislada y asocial, aislada en un mundo que al menos en parte se ha recompuesto y que ha mostrado que está abierto a las mejoras. Que Lucía ahora renuncie a eso no me parece el final más lógico. Cierto es también que el título apunta a otro de los méritos de la novela, es decir, a la idea de que nuestra identidad depende de nuestra filiación, de los vínculos con nuestros padres. Una pena que Montero no haya presentado el matrimonio y la maternidad en consonancia con esta conclusión. Porque creo que a causa de esto, todo el andamiaje ideológico o existencial de la novela se acaba viniendo abajo. (Rosa Montero: La hija del Caníbal. Madrid: Punto de Lectura, 2009, 440 pp.).






  

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Se casaron y fueron felices: Rosa Montero, Javier Marías y la señorita Prim

Acabo de empezar a leer La hija del caníbal, de Rosa Montero, que me imagino será la próxima reseña. Pero antes os dejo este pequeño comentario sobre cómo trata Montero el tema del matrimonio. 

Como dice Julio Ramón Ribeyro, es muy difícil narrar la felicidad, pues la ficción literaria está hecha sobre todo de rupturas,  fracasos y redenciones. Por eso quizá los cuentos de hadas o novelas como Pepita Jiménez nos pintan el difícil camino desde el enamoramiento hasta la boda, o novelas como La Regenta nos cuentan las historia de adulterios e infidelidades. Y como esto parece una exigencia natural de toda ficción literaria no me convencen las ideas ni el la visión que del matrimonio exponen Rosa Montero en La hija del Caníbal, ni tampoco Javier Marías en Corazón tan blanco.

        Para Marías, con el matrimonio los dos siguen siendo dos aunque quieran ser uno, o mejor, el uno pierde su identidad y pasa a formar parte de un binomio en el que no puede vivir plenamente. Para Montero, el matrimonio no es más que algo de conveniencia, al que se llega casi por inercia o aburrimiento y después de una inevitable y hasta meritoria trayectoria de cornamentas e infidelidades; también además el matrimonio parece que sólo se sostiene por el sexo, los hijos parecen un simple adorno y su final no puede ser otro que el desengaño y el fracaso. Si esto, como en La Regenta, confirma lo que decía Ribeyro, paradójicamente se nos está asegurando que un matrimonio feliz es también un punto de llegada, un momento edénico antes de la caída con la que empieza o de la que se nutre cada una de esas novelas. Todo lo que siga son rupturas redentoras en busca de esa felicidad que se buscaba o se asociaba a la boda y a la vida familiar.

    Pero afortunadamente aquí la vida real no siempre coincide con la literatura. Por eso prefiero el final de "El pájaro verde", un cuento de hadas de don Juan Valera, o algunas reflexiones de los habitantes de San Ireneo de Arnois, el espacio mítico de El despertar de la Señorita Prim. Cito los dos pasajes en cuestión: 

El pájaro verde: "Se cuenta, por último, que la princesa Venturosa y el ya emperador de China vivieron largos y felices años y tuvieron media docena de chiquillos, a cual más hermoso"

El despertar de la señorita Prim. (El hombre del sillón contesta a la señorita Prim, que acaba de afirmar que el matrimonio es una institución inútil y en retroceso): "yo tengo la impresión opuesta. Me da la sensación de que hoy en día todo el mundo quiere casarse. No sé si se habrá dado cuenta de que hay grandes reivindicaciones en todas partes por ese asunto, por no hablar de todas esas persona que proclaman su confianza en el matrimonio al acumular a lo larto de sus vidas tantas bodas como les es posible (...) Yo soy un gran defensor del matrimonio, por eso me opongo rotundamente a incluir a las autoridades civiles en su celebración. Soy de la escuela de Hortensia, me resulta sorprendente ver a un funcionario en una boda."


sábado, 30 de agosto de 2014

Natalia Sanmartín Fenollera: El despertar de la señorita Prim

Con este libro me ha pasado un poco lo mismo que con Intemperie, de Jesús Carrasco. Ha sido sobre todo una confirmación de que todavía hay esperanza para la novela española, tan llena de pesimismo, de personajes cínicos, de revanchismos ideológicos, de chaturas estilísticas... No es que la considere una obra perfecta, pero sí de una calidad formal y una originalidad temática y de cosmovisión que la convierten en un soplo de aire fresco en todo ese triste panorama.

     Uno de los principales méritos me lo ha parecido la creación del espacio de San Ireneo de Arnois, que es a ratos un espacio utópico y a ratos un espacio distópico, o sea, ideal y real al mismo tiempo. Hay idealización de personajes y acciones, pero también rupturas e interrogantes, todo ello sin solución de continuidad. Me imagino que por ahí va el simbolismo del nombre del lugar (Ireneo en griego es el masculino de Irene [Paz]), de la misma forma que el nombre de la protagonista, Prudencia, es el nombre de una virtud clásica que al mismo tiempo indica control o dominio estable, pero también capacidad de acometer riesgos y desafíos.

    También me ha gustado  la simbiosis de ese espacio con la originalidad del pensamiento y modo de vida de sus habitantes (y, obviamente, de la propia autora). Sus ideas sobre la educación, el matrimonio, el feminismo, la literatura, el valor de las cosas sencillas, etc., etc., son tan inusuales en la mayoría de las novelas comentadas en este blog que no han dejado de parecerme una agradable sorpresa, en gran parte también por ser políticamente incorrectas.  Lo mismo puedo decir de su reivindicación de la literatura clásica, reivindicaciones a las que me sumo porque que la propia experiencia de profesor de literatura no hace más que confirmarme.  Es mucha la diferencia de profundidad crítica y estética la que veo entre los alumnos que conocen a los clásicos y los que no.

    En lo formal, me parece que el mérito más obvio es la habilidad de la autora para crear esos diálogos en los que las ideas van como sorprendiéndose unas a otras continuamente, que van rompiendo (despertando) el mortecino o rutinario (¿posmoderno?) pensamiento de Prudencia, y que, aunque a veces suenan un poco a moralina, no dejan de presentarse como el fundamento de ese mundo diferente que es San Ireneo y como un revulsivo capaz de reorientar la vida de la bibliotecaria. En una entrevista, la autora aseguraba que algunas de sus lecturas preferidas son Jane Austen, C.S.Lewis, Chesterton y L.M. Alcott; es muy probable que en ellas se encuentre la clave de toda esa originalidad.

    En fin, la
  singularidad de la novela daría para mucho más, pero prefiero dejarlo aquí y simplemente incluirla en mi lista de recomendados y además entre los que más me gustan, que son los de la carita sonriente, que falta nos hace. (Natalia Sanmartín Fenollera: El despertar de la señorita Prim. Barcelona: Planeta: 2013, 350 pp.).



miércoles, 20 de agosto de 2014

¿Derecho a currar?

En estas semanas que he pasado en España, combinando trabajo y descanso, me ha llamado la antención una pegatina que reivindica el 'derecho a currar'. Nada que objetar con ello, por supuesto. Pero hay algo que me preocupa, y es que los autores de esta campaña parecen plantear esta como una situación donde ellos sólo tienen derechos y no deberes. 

      El eslogan da la impresión de que el Gobierno o los empresarios serían los encargados de proporcionar el empleo sin que ellos tengan o se sientan con obligación alguna de buscarlo o de crearlo. Papá Estado otra vez. Algo inconcebible en el país donde vivo, donde cuando te quedas sin trabajo lo primero que haces es ponerte a buscarlo o intentar crear tu propia empresa. Así, con un espíritu de iniciativa muy diferente a éste, es como se han creado empresas como Apple, Amazon, Nike, Facebook, etc., es decir la que están cambiando el mundo. Mucho que aprender, muchados. 

     Y, la verdad, tampoco me imagino a los autores de la campaña como las personas más trabajadoras o cumplidoras de sus deberes. Lo único que me encaja con su discurso es que una vez conseguido el trabajo gracias a papá Estado o a algún empresario de los que tanto reniegan, empezarían a lanzar campañas de 'derecho a la huelga', 'derecho a la semana de x (minúscula) horas, etc. etc.. . Nunca he visto ni a los autores de esta campaña ni a los sindicatos afines hablando de sus deberes. Y creo que ya va siendo hora, a no ser que quieran que sigamos hundiéndonos, o que 'Podemos', mucho más populistas e ingenuos que ellos, aunque también más creativos, les sigan comiendo el terreno.

domingo, 10 de agosto de 2014

Antonio Orejudo y las 'novelas tiovivo'

Aunque una de mis debilidades es la novela lírica y su interés por el cuidado del lenguaje, admito que si el autor no tiene cuidado puede acabar en una espiral de reflexiones vacuas y superficiales, construyendo las novelas con fragmentos y más fragmentos que se desmienten entre ellos, que al final no llevan a ningún sitio o que se apoyan en unas expresiones-cliché que retienen al lenguaje de la novela en el nivel del vacío. (No sé por qué lo que acabo de decir me ha llevado a pensar en Javier Marías y en Los enamoramientos...)

Es lo que Antonio Orejudo, en uno de sus momentos lúcidos de Ventajas de viajar en tren, califica de "novela tiovivo", formadas por "esas páginas reflexivas, falsamente reflexivas, que no llegaban a ninguna parte, que daban vueltas y vueltas para el deleite del lector a una anécdota más o menos trivial, más o menos original, hasta que se paraban en el mismo punto del que habían partido" (p. 69).

miércoles, 30 de julio de 2014

Elogio de Joker y clamor por El Cid

 Cuentan El Cantar del Mío Cid y la película de Charlton Heston y Sofía Loren que Rodrigo de Vivar ganó una de sus principales batallas después de muerto, consiguiendo que los almorávides levantaran el sitio de Valencia. Algo parecido he pensado acerca de Joker al ver -casi entera- la tercera entrega de Batman (The Dark Knight Rises). 

En el momento en que Bane y sus mercenarios liberan a todos los presos que Batman y Gordon habían puesto entre rejas reaparece Scarecrow, el villano del primer Batman (Batman Begins), pero no Joker, el villano del segundo Batman (The Dark Knight). ¿Por qué? Bueno, me imagino que aparte de un posible respetuoso homenaje a Heath Ledger, el tristemente suicida actor que interpretó a Joker, es que la malicia y el ingenio de Joker es superior al de cualquier otro villano. 

Haberle dejado suelto implicaría sencillamente otra película para él sólo, para para ver cómo Batman puede anularlo de nuevo, algo que ni Bane, ni Scarecrow ni Ra's al Gul llegan a merecer.  En otras palabras Joker, como El Cid, vuelve a ganar otra batalla después de muerto, escapándose de la cárcel sin que ni la cámara, ni el guionista ni el director quieran o puedan hacerse cargo de él. 

Lo malo de todo esto es que ahora Joker puede andar suelto. Es lo único que se me ocurre para explicar el caos que se genera todos los días en la vida política. A ver si El Cid también nos salva de ésta. 


viernes, 18 de julio de 2014

Lorenzo Silva: 'Los cuerpos extraños'

Ésta es la tercera novela  que leo de Silva, también, como las otras, de la serie de Vila y Chamorro.  Me ha parecido un poco mejor que La estrategia del agua, pero no tan lograda como El alquimista impaciente.

     En  Los cuerpos extraños, a Silva se le ven ganas e intentos de abrir caminos nuevos a esta serie, bien sean los 'amoress' de Vila con Carolina o dramas secundarios como el que aquí le toca padecer a Chamorro. Sin embargo me parece que estos y otros semejantes, como el caso de la relación de Vila con su hijo, se me quedan al final en meras anécdotas de relleno, que añaden un poco de variedad o incluso humanidad a la novela, pero que realmente no llegan a convertirse en historias con entidad propia. Como justificación puede aducirse que todo ello sea quizá una exigencia literaria del género policiaco, y que contra ello poco hay que hacer; sin embargo, el saber llegar a esos puntos es lo que acaba distinguiendo a esos escritores que son superiores al género que cultivan

       También en lo positivo podría incluirse la buena integración en el argumento de toda la parafernalia tecnológica usada por Vila y su equipo para resolver el caso. Ahí proliferan el uso por buenos y malos de cuentas de correo electrónico, vídeos, sms, wahtsapps, etc, etc. sin las cuales ni la trama en general ni la solución del asesinato en particular hubieran sido posibles.

     Sin embargo, esa omnipresencia tecnológica tiene la contrapartida de reducir el componente  humano o intelectual del argumento. Porque es obvio que cuando a todos los sospechosos se les pueden pinchar los teléfonos, intervenir las cuentas de correo electrónico, de Facebook, etc, al final lo único que tiene que hacer la policía es juntar todas esas piezas y poner el nombre del culpable al final de la ecuación. Algo para lo que quizá no haga falta ser policía. Es cierto que aquí este método no es tan voraz como en La estrategia del agua, donde el pinchazo telefónico solucionaba más de la mitad del caso, pero también es cierto que comparado con El alquimista impaciente (o con otros clásicos de la era prectecnológica: Simenon, Agatha Christie, Conan Doyle), el esfuerzo intelectual de Vila y Chamorro me parece mucho más desvaído y la solución del problema mucho más facilón.

    También creo que perjudican a la novela algunas cortinas de humo demasiado forzadas (como la referida a la suegra de la víctima) o la sensación de que al final, la elaboración de una galería de personajes tan amplia no ha podido evitar que quedar demasiados cabos sueltos o que estos han sido soltados con demasiada ligereza (Antúnez, Carolina, etc.).

     Otros méritos sueltos de Silva me han parecido el personaje de Sandra Valls, el no haberse dejado llevar por el morbo de algunas situaciones  muy propicias a ello y las buenas intenciones de denuncia de la corrupción general que persigue. En este sentido el título, que queda explicado de manera similar a La estrategia del agua y que hace referencia tanto a la víctima de la corrupción como a quienes luchan contra ella, le hace a uno pensar si los incorruptos están/estamos pasando a ser la excepción y nos encontramos en una imparable cuesta abajo. Yo no soy tan pesimista, como comenté al reseñar Crematorio,la novela de Rafael Chirbes, pero tampoco tan ingenuo como para creer que España necesita un rearme moral serio y que los políticos son los más obligados a dar ejemplo. No estaría de más que esos políticos convirtieran esta novela en una lectura obligatoria para todos ellos.

     Tampoco creo que Karen Ortí, la alcaldesa asesinada que aquí se nos quiere poner como ejemplo moral llegue a dar la talla.  No creo, por ejemplo, que poner los cuernos al marido casi una vez a la semana, sea una referencia de lealtad a la palabra dada. Tengo mis teorías  para explicar esta perspectiva de Silva, pero creo que lo comentaré en una entrada independiente. 

     Finalmente, añado que esta vez Silva parece que se ha esforzado más por conseguir un lenguaje más trabajados, una gama de personajes más consistentes y unos diálogos más enteros. Todo esto tiene sus excepciones pero, como tónica general, hacen que
Los cuerpos extraños sea una novela aceptable, aunque no excepcional. Tampoco creo que pueda esperarse más de una novela que se ha escrito, según se dice en las páginas finales, en poco menos de seis meses. (Lorenzo Silva: Los cuerpos extraños. Barcelona: Destino, 2014, 352 pp.).



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jueves, 10 de julio de 2014

Jesús Carrasco: Intemperie

Comencé a leer Intemperie animado por lo que me habían contado de su lenguaje, más original  que lo que acostumbramos a ver en la novela española actual.  Y he de decir que en este sentido me decepcionó un poco, seguramente porque esperaba unos hallazgos al modo de Juegos de la edad tardía, de Landero, y lo que me encontré sobre todo era la recuperación de un léxico rural que ya conocía por experiencia propia (como Carrasco, yo también procedo de ese mundo rural de estepas, ganados, aperos de labranza, castillos y pueblos casi abandonados). De todas formas, aunque Carrasco no llega a ser un Azorín o un Delibes o que a algunos lectores su estilo les acabe pareciendo un poco artificial, también hay que reconocerle ese esfuerzo y esos logros para hacer que su estilo -léxico y sintaxis sobre todo- sea tan protagonista como la historia que nos cuenta -sin quitarle fuerza- y que esta novela haya que ponerla por delante de otras de autores mucho más conformistas o anarcisados.

      Lo que realmente me enganchó fue la historia y la forma de contarla. Carrasco no baja la tensión en ningún momento, y ese lenguaje cuidado y al mismo tiempo sin pedantería, va completamente acorde a la intensidad de la huida del chico, a su relación con el cabrero y sus  escondites y escapadas y desventuras con el alguacil y el tullido. Igualmente, el comienzo de la misma es de esos que dejan la intriga bien sembrada y que ya hacen imposible el abandonar la historia. El progreso y el final de la misma no defrauda, y los momentos climáticos están bien dosificados. La amistad entre el chico y el cabrero tiene también una individualidad que la impedirá convertirse en un tópico, por tratarse de una relación donde ambos personajes funcionan al mismo tiempo conectados y por impulsos propios, imprevisibles, de modo que ni ellos ni el lector llega a anticiparse por completo a sus acciones. En este sentido, la historia es un continuo encuentro con la novedad y lo inesperado, pero, de nuevo, sin efectismos ni pirotecnias extrañas.

        De la misma forma, los interrogantes que el propio lector va haciéndose a lo largo de las páginas, acerca de las causas de la huida del chico, de su familia, del personaje del alguacil, etc., quedan discreta y sobriamente respondidas en su lugar apropiado. Además tampoco las descripciones de los momentos extremos de dolor, soledad, crueldad, padecimientos, etc., caen en el morbo y andan igualmente unidas por un mismo tono que se reparte a lo largo de toda la novela y que el autor sabe mantener muy bien. En este sentido, me parece que el libro no tiene ninguna fisura.

        En una reseña más larga se podría hablar del simbolismo universal de la anécdota y el paisaje, ya que no se menciona ningún lugar concreto ni se da nombre a ningún personaje. También de las referencias religiosas, sobre todo al Nuevo Testamento y a los momentos de la Pasión de Jesucristo, con un continuo mundo en dolor, la cruz de una de las tumbas y esa referencia a un Dios que al final de la historia permite dar un respiro a los personajes, a ese débil bien que ha estado intentando sobreponerse al mal y que casi siempre lo ha conseguido. Creo que esta lectura es la que más le acerca a Cormac McCarthy, tanto en The Road como en No Country for Old Men. 

       Y aquí, una reseña que me ha gustado tanto o más que la mía. El libro mereció el Premio de los libreros, en 2013, y se ha traducido al menos a 15 idiomas, todo ello, a mi juicio, con entera justicia. Ahora sólo hay que esperar que Carrasco no se deje tentar por ninguna oferta editorial que le obligue a publicar un libro cada año y prefiera sacar cada libro cuando esté maduro y pueda considerarse propio y original. (Jesús Carrasco: Intemperie. Barcelona: Seix Barral, 2013, 224 pp.)







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lunes, 30 de junio de 2014

Jesús Carrasco, 'Intemperie' y 'La Vanguardia'

Ahora estoy leyendo y ya a punto de terminar Intemperie, de Jesús Carrasco. Como suelo hacer con otros libros, antes de preparar mi reseña echo una ojeada a blogs y suplementos culturales para ver si me dan alguna idea o también para ver cómo han tratado al libro. Y a veces uno se lleva sorpresas un poco depresivas, como en este caso. 

Ésta es la fotografía elegida para la entrevista; puede ser una simple 
casualidad pero la cara de Carrasco se corresponde muy bien con 
el desánimo que pudo sentir mientras veía que la entrevista de 
La Vanguardia no ayudaba para nada a entender su libro.
Al leer la entrevista que le hicieron a Carrasco en La Vanguardia no he podido sino llevarme las manos a la cabeza y preguntarme si el periodista ha entendido el libro o incluso si lo ha leído. Cito parte de esa entrevista. Como veis, la última pregunta es patética, y deja claro que el entrevistador no ha llegado al décimo capítulo o lo ha leído en diagonal... Menos mal que Carrasco parece un tío educado y prefiere responder con paciencia y cortesía y no sacar los colores a nadie. Si algo así hubiera ocurrido con Pérez-Reverte, me imagino que en el mejor de los casos el murciano habría retado a un duelo al periodista, y, en el peor, se habría acordado de su santa madre. 

....
-Su relato es también una reivindicación del ganadero. ¿Es así?
-Es una de las muchas posibilidades que ofrece el texto.
....
-¿Se siente ecologista?
-Primero habría que definir qué es ecologista. En principio es una etiqueta con la que no me siento cómodo
.....
- ¿España ama a sus animales? ¿Somos un país maltratador de animales?
- En primer lugar, en la novela no he tratado de retratar el carácter español o, particularmente, la relación del español con los animales
....
-En su relato no sabemos las causas de esas persecuciones trágicas ¿Nos lo aclarará en próximas novelas?
- Bueno, yo creo que hay suficientes elementos en el texto para intuir los motivos por los que el niño huye. 

:-(   :-(   :-(   :-(   :-(rrasco Intemperie Jesús Carrasco Intemperie Jesús Carrasco Intemperie Jesús Carrasco Intemperie Jesús Carrasco Intemperie Jesús Carrasco Intemperie Jesús Carrasco Intemperie Jesús Carrasco Intemperie


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