domingo, 27 de febrero de 2011

¿Qué me quieres, amor? (Manuel Rivas)


Este es el primer libro que leo de Manuel Rivas, y su lectura ha sido también otro golpe de fortuna. En su conjunto es un buen grupo de cuentos narrados con maestría y un lenguaje cuidado y personal que huye de exhibicionismos estilísticos pero también de prosaísmos y frases hechas.
      Como el título indica, los cuentos van unidos por el tema del amor, pero entendido éste en su sentido amplio, que incluye tanto el romántico ("¿Qué me quieres amor?"), el familiar, en varias direcciones ("Ustedes serán muy felices", "La lechera de Vermeer", "La luz de la Yoko", "Solo por ahí"), el platónico ("Un saxo en la niebla"), o, si se quiere llamar amor, los impulsos más bien carnales ("Carmiña"). Lo bueno de todo ello es que el autor los modela en unos matices y en unos argumentos que son variados y no dan la sensación de  monotonía. Unas veces la historia se cuenta desde el punto de vista de los niños, otra desde los mayores, otras con un toque fantástico, otras en una especie de monólogo en estilo libre.... En resumen, un despliegue rico pero no apabullante de diferentes técnicas narrativas que siempre encajan muy bien con el argumento y el tono de cada cuento. La mayoría de los relatos concluyen con un final o unos giros tan inesperados como originales. Para bien de los lectores tampoco aquí los méritos técnicos apagan la sensación de vida que lleva el conjunto de las narraciones. 
     Todos me han gustado, pero creo que destacaría dos. El primero, "La lengua de las mariposas", ambientada en la Galicia de la Guerra Civil y que muestra muy bien cómo la política mal entendida puede convertirse en una grave amenaza para la convivencia social. El segundo creo que sería "La lechera de Vermeer", un tierno elogio de la figura materna enmarcado en una evocación artística de uno de mis pintores preferidos. Pero estos no desmerecen a los demás, en especial de los de contenido fantástico, ni a todos los que muestran los diversos lados del mundo y la vida de esa Galicia en la que se ambientan la mayoría de ellos y que el autor sabe recrear tan bien. Quienes la habitan son personajes verosímiles, en situaciones fácilmente reconocibles para todos, y que viven en mundo donde lo bueno y lo malo, el bien y el mal, les toca a todos más o menos por igual. Ni optimismo ingenuo, ni pesimismo desesperanzado. 
     Como nota final recuerdo que el libro ganó el Premio Nacional de Narrativa y el Premio Torrente Ballester en 1996. El original está en gallego; yo he leído la traducción al castellano, que cuenta con algunos poemas breves y expresiones sueltas en el idioma original. También se añaden unas pocas notas explicativas de la traductora a pie de página, que ayudan lo suficiente. (Manuel Rivas: ¿Qué me quieres, amor?. Madrid: Punto de lectura, 2002, 198 pp.).




jueves, 24 de febrero de 2011

El ajuar de mamá (José Jiménez Lozano)

Como dejaba sugerido en mi entrada anterior, este libro ha sido otra de mis afortunadas lecturas en lo que llevamos de año. Son muchas las notas que se agradecen de una colección de cuentos como ésta y de un escritor como Jiménez Lozano. Entre ellas destaca ese estilo vivo y flexible, capaz de moldearse tanto a narraciones llenas de oralidad y de modos del lenguaje hablado como a otras más propiamente librescas. No digo nada nuevo al recordar que Jiménez Lozano es uno de nuestros mejores escritores actuales y que ese dominio y maestría con el lenguaje le acabarán convirtiendo en uno de nuestros clásicos.

La segunda puede ser la variedad temática de esas narraciones. Puede decirse que hay una línea dominante, que sería esa evocación de gentes sencillas y anónimas que ven cómo el pasado se va perdiendo y cómo va llegando un presente que no siempre entienden y que no siempre es mejor o más humano. El ajuar de mamá, el título del libro, resume muy bien lo que significa esta recopilación, es decir, un conjunto de variados y aparentemente aislados momentos del pasado que el autor y sus personajes recuperan para tratar de asentar su identidad ante un presente más bien inquietante. Esa búsqueda no siempre es fructífera, y abunda en momentos de dolor y desengaño, pero siempre suavizados por el cariño que Jiménez Lozano con que envuelve a esos personajes en los que muchos lectores pueden reconocerse a sí mismos o, al menos, a personas de carne y hueso relativamente cercanas.


Sobre esa línea se insertan otros relatos de diversa índole, bien sea política, alegórica, fantástica o histórica. Lo que resulta al final es una serie de cuentos de argumentos variados, que huye de la monotonía, y también la imagen de un escritor inconforme consigo mismo precisamente por su amor y su confianza en la literatura, porque cree que ésta puede llegar siempre a nuevos lugares, a nuevos personajes y a nuevos tonos e historias.


Al final  -y es una de las cosas que más he agradecido- se ve el espíritu de libertad interior y personal que guía a Jiménez Lozano. En esos cuentos donde sus personajes se enfrentan con los pequeños -pero más inmediatos- cambios  históricos, no es difícil ver el la actitud crítica del autor hacia la deshumanización o hipocresías del presente, pero esta crítica va más allá de las modas y los tópicos, y especialmente más allá de lo políticamente correcto y de cualquier pesimismo desesperanzado. En este sentido Jiménez Lozano sigue siendo un escritor de referencia para quienes gusten de una literatura  y unas ideas al margen de modas y clichés, que precisamente es el tipo de literatura más personal y más perdurable. 


Como digo, la mayoría de los cuentos se ambientan en ese mundo rural o humilde de la Castilla que tan bien conoce y que tanto aprecia el autor, en sus gentes y en su historia, pero también abundan los relatos fantásticos ("El testigo"), los de denuncia histórica ("Baruch"), las alegorías y críticas a los sistemas políticos o al "cuarto poder" ("El Amado del Pueblo", "El defensor"), el humor ("El plan secreto"), etc.  Es probable que algunos de estos relatos no lleguen del todo a aquellos lectores que no conozcan mucho de la vida rural o que no hayan experimentado en primera persona los cambios sociopolíticos de la Transición, pero también creo que llenará a cualquiera que guste de una buena literatura y de ver cómo un escritor ya consagrado evita repetirse a sí mismo y sigue explorando las posiblidades del buen hacer literario. Los cuentos, además, son cortos, por lo que les cae muy bien la famosa sentencia de Baltasar Gracián: "lo bueno, si breve, dos veces bueno" (José Jiménez Lozano: El ajuar de mamá. Palencia: Menoscuarto, 2006, 238 pp.).





viernes, 18 de febrero de 2011

Más estadísticas

Estaba a medio camino de El ajuar de mamá, de Jiménez Lozano, que, como todo lo suyo, casi no tiene desperdicio, cuando me han llegado las estadísticas del Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros en 2010 que publica por la Federación de Gremios de Editores de España. Algunos datos repiten más o menos los que daba en mi entrada del pasado jueves, pero otros son nuevos, y también interesantes. Resumo a continuación:

El 60.3% de la población española mayor de 14 años afirma leer libros, en cualquier formato, ya sea por razones de estudio, trabajo o entrenimiento. 
La media de libros leídos por esos lectores durante el pasado año ha sido de 9,6 libros  por persona. El porcentaje de lectores frecuentes (que leen a diario o semanalmente) es del 43,7% (en el año 2000 era de 36%).

L
a asistencia a bibliotecas es de un 29,1%, lo que supone un aumento con respecto a años anteriores.

El 5,3% de la población de España lee libros en soporte digital, pero sólo el 1,3% lo hace a través del e-Reader.


Los cinco libros más vendidos de 2010 fueron: 1) El tiempo entre costuras (María Dueñas), 2) La caída de los gigantes (Ken Follet), 3) Dime quién soy (Julia Navarro), 4) El asedio (Arturo Pérez Reverte) y 5) Sé lo que estás pensando (John Verdon).


Y los cinco libros más leídos fueron: 1) Los pilares de la tierra (Ken Follet), 2) Los hombres que no amaban a las mujeres (Stieg Larson), 3) La reina en el palacio de las corrientes de aire (Stieg Largson), 4) La catedral del mar (Ildefonso Falcones) y 5) La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina 
(Stieg Largson).

En misceláneos, clásicos y long-sellers los más vendidos han sido: 1) El secreto (Ronda Byrne), 2) La Biblia, 3) El diario de Ana Frank (Ana Frank), 4) No sin mi hija (Betty Mahmoody), y 5) Rimas y Leyendas (Gustavo Adolfo Bécquer).


Siete comunidades autónomas superan la media nacional de lectores de libros (57,0%). A la cabeza se sitúa Madrid, con un 70.4%; a la cola va Andalucía, con un 51.3%.


Lo más leído es la ficción (78,9%), principalmente novela y  cuento (75%), seguida a mucha distancia por los libros de humanidades y ciencias  sociales (12,8%) y los  científico-técnicos, medicina y biología (2,7%). De literatura, el género preferido es la novela histórica (32,5%), a la que siguen la de aventuras y acción (16.9%), intriga y misterio (16.2%) y ciencia ficción y fantasía (15,3%).


Las librerías son el lugar habitual para  la compra de libros para el 73,3% de los compradores. Los grandes almacenes (22,0 %), las cadenas de librerías (16,1%), los hipermercados (15,8%), cadenas de librerías (8,8%) y club de lectores (13,3%), les siguen en las preferencias.


Anoto también que el informe incluye datos sólo muy generales sobre la relación entre índice de lectura y profesión. Así quienes más leen son los estudiantes (76,1%), profesionales (61%) y desempleados (54,2%). Nada dice de los políticos. De todas formas ¿alguna vez alguien ha visto un político en una librería, o en una biblioteca?... Para pensar...


De todos los libros mencionados, este blog se ha ocupado de El tiempo entre costuras, el libro más vendido del año. Los demás irán cayendo, si el tiempo lo permite. 
El informe completo de la Federación del Gremio de Editores puede leerse aquí (en formato .pdf). Otro enlace útil puede ser la entrada de este blog sobre las limitaciones de las listas de libros más vendidos, que se publicó también hace más o menos tres meses. 

domingo, 13 de febrero de 2011

Tiempo de pruebas, galeras y galeradas

Me acaban de llegar las pruebas o galeradas de una nueva antología de cuentos fantásticos, que estoy preparando para una editorial. En este caso los autores seleccionados son los hispanoamericanos del siglo XIX, es decir, escritores y escritoras como José María Roa Bárcena, Juan Montalvo, Justo Sierra, Gertrudis Gómez de Avellaneda, etc., etc. Quizá no sean muy conocidos para el público general, pero, para quienes gusten de la literatura fantástica, son realmente lecturas obligadas. A través de ellos se percibe muy bien cómo  lo fantástico moderno entra en la literatura hispanoamericana y cómo, poco a poco, con influjos de Poe, Hoffmann, el romanticismo europeo y con contribuciones propias (indigenismo, tradiciones, etc.) van a ir generando el sustrato de la literatura fantástica del Modernismo y todas las excelencias que vinieron después (Cortázar, Borges, Piñera...).

Ya existen varias antologías de este tipo, como las de Lola López o José Miguel Sardiñas y Ana María Morales, reseñadas brevemente en este blog. Ellas han sido sido una referencia obligada para la mía y, como ellas, la mía va a incluir relatos clásicos, como "Juan Blondín", de Juan Montalvo, "Coincidencias", de Juana M. Gorriti, o "Lanchitas", de José María Roa Bárcena. Además también incluirá otros relatos más desconocidos, algunos de los cuales se recogen en una edición moderna por primera vez. Es el caso de "Las ruinas", de  Juan Montalvo, "Espiritismo", de Juana M. Gorriti, o "La vencedura", de Javier de Viana. Y alguna sorpresa más.


Calculo que el libro saldrá al mercado a mediados de año. Os mantendré informados. Mientras, os dejo, abajo, con un retrato de Gertrudis Gómez de Avellaneda, una cubierta de uno de los libros de Javier Viana, y, arriba, con un fotograma de Ben-Hur, donde Charlton Heston aparece remando en las galeras, que es el momento del cine que más me ha recordado lo laborioso que puede resultar la edición de un texto clásico.



jueves, 10 de febrero de 2011

Lectores, lectoras, lecturas...

Acabo de leer en la red algunas notas y reseñas sobre el interesante libro de Antonio Ariño titulado Prácticas culturales en España. De los años sesenta a la actualidad (Barcelona: Ariel, 2010, 256 pp.). Algunos de sus datos y conclusiones sobre la lectura pueden parecer obvios, otros, quizá, no tanto. Los resumo a continuación:

1) La lectura de la prensa diaria es de dominio masculino; 2) La lectura de revistas es de dominio femenino; 3) En porcentajes, el público de  las novelas es femenino en un 53% y masculino en un 45%; 4) Los cuentos, relatos y poesía tienen un público predominantemente femenino; 5) el 19,9% de las mujeres lee novela sentimental; 6) El ensayo sigue siendo un género minoritario, leído por un 8,2% de hombres y un 5,6% de mujeres; 7) Hay un equilibrio de público masculino y femenino en géneros como la novela histórica y las biografías, y 8) Hay un dominio de público masculino en géneros como la novela de aventuras y de ciencia-ficción. 

sábado, 5 de febrero de 2011

La velocidad de la luz (Javier Cercas)

Pues no, creo que al final voy a tenerme que leerme alguna novela más de Javier Cercas para convencerme de además de ser un buen escritor es también un gran escritor. Es obvio que no se pueden negar  los aciertos y méritos de La velocidad..., entre ellos ese estilo fluido y ligero,  pero rico también, que permite leer la narración con facilidad y disfrutando del léxico. También son interesantes esas reflexiones sobre la violencia y la guerra, de mano del narrador y de mano también del 'loco lúcido ' de la novela, Rodney Falk, veterano de la Guerra de Vietnam, cuya historia debía también ser contada. Igualmente son interesantaes las que el narrador elabora acerca del éxito literario, a partir de los comentarios más o menos autobiográficos sobre  Soldados de Salamina. Algunos personajes también tienen su singularidad, sobre todo Rodney, e igualmente esa galería de personajes secundarios que se mueven en torno a ambos, a Rodney y al narrador.  

Pero el resto me ha recordado excesivamente a Soldados de Salamina. Ahí tenemos por ejemplo la misma perspectiva autobiográfica para narrar la historia, pero también acompañada de un continuo vaivén de lo ficticio a lo histórico con una frecuencia que realmente llega a cansar, por no añadir nada nuevo a las técnicas de Soldados.... Cansan también esas vueltas y revueltas de escepticismo posmoderno después de tantas afirmaciones que acaban siendo desmentidas o cuestionadas justo después de ser enunciadas. Igualmente el tono entre desengañado y pesimista -con destellos de esperanza e ironía- en que se mueve este narrador es exactamente el mismo que en su otra novela. Pero quizá lo menos acertado haya sido repetir la estrategia metaliteraria de Soldados..., es decir convertir en argumento de la novela el proceso de elaboración y creación de la misma. Para quienes hayan leído Soldados... y recuerden este recurso, La velocidad de la luz no les aportará tampoco nada nuevo, e incluso puede que lleguen a acertar el final de la novela.


No he leído todavía Anatomía de un instante, el último trabajo de Cercas, pero después de estas dos novelas, mi esperanza es que su autor haya conseguido lograr otros tonos y mostrar que domina otros recursos y otros  formatos. Por supuesto, ni Soldados... ni La velocidad... son en sí mismas novelas mediocres, pero vistas en conjunto muestran demasiadas repeticiones, demasiadas similitudes; el autor puede seguir explorando esos caminos y seguramente seguirá ofreciendo aciertos como éstos, pero no mostrará todavía que es de esos escritores que se mueven con completa soltura por un amplio número de ámbitos y que no se limita a repetir mecánicamente las fórmulas que le han llevado al éxito.  De nuevo, cada escritor es libre de elegir el camino que quiera, pero creo que también es verdad aquello que decía Gabrielle D'Annunzio: 'rinnovarse ó morire'. (Javier Cercas: La velocidad de la luz. Barcelona: Tusquets, 2005, 305 pp.).

P.D. Mi reseña de Soldados de Salaminaaquí.

jueves, 3 de febrero de 2011

Verdades y mentiras, ciegos y videntes, y 'La velocidad de la luz'

Sigo leyendo La velocidad de la luz, aunque no a la "velocidad" a la que me gustaría, ya que  estamos a comienzo de semestre escolar y eso siempre implica más tiempo para la preparación de clases, más reuniones, más burocracia, etc., etc. Lo que llevo leído de la novela de Cercas me está gustando, aunque no me está convenciendo del todo. En cualquier caso espero que pueda redimir los reparos con que reseñé Soldados de Salamina, su gran bestseller. Por ahora os dejo con dos citas del libro, de enjundia literaria y filosófica. Saludos.

Citas:

"por mucho que nos empeñemos, las mentiras no alteran la verdad." (p. 21).


 "Todo el mundo mira la realidad, pero poca gente la ve. El artista no es el que vuelve visible lo invisible (...), el artista es el que vuelve visible lo que ya es visible y todo el mundo mira y nadie puede o nadie sabe o nadie quiere ver." (p. 69).


P.D. Mi reseña de Soldados de Salamina, aquí.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...