Si eres Capricornio te pasará algo parecido a Gregorio Samsa, el de la Metamorfosis de Kafka, pero en vez de
despertar convertido en un insecto, despertarás transformado en la palabra "quizás", o "quizá", quién sabe, pues son lo mismo, o casi, y por azares del destino, o quizá por tu propia decisión, o a lo mejor por el capricho de Javier Marías, entrarás de palabra comodín en una de sus novelas, narraciones o relatos, y serás usado o usada, con tu consentimiento o quizá sin él, para negar las afirmaciones de la novela o para afirmar las negaciones, y, por supuesto, todo ello en un párrafo sin puntos ni aparte, como éste, pero, bueno, no exactamente igual a éste, quizá, o quizás muy parecido, quién sabe, bueno alguien sabrá, o quizá no; el caso es que al final de la novela serás la palabra más usada, bueno quizá no, pues dependerá de quién lleve a cabo el recuento, y también un poco mareado o mareada de tanto ir y venir para al final no llegar a ningún sitio, bueno, quizá sí a alguno, pero al final no sabrás dónde, o quizá sí, pero no te atreverás a afirmarlo, bueno, quizá sí, pero el lector seguirá pensando en espiral y creyendo que ha leído la novela de un ciclista, con tanto pedaleo, que quizá al final no sea tal pedaleo sino simplemente tu vida como un quizá cualquiera. Suerte, macho.