Vargas Llosa expone la frivolidad en que la sociedad moderna está convirtiendo
el hecho cultural y no acusa de ello a la maldad del dinero, quizá
por su ideología liberal-conservadora.
Muñoz
Molina explica cómo la sumisión al dinero y la falta de convicciones éticas
está en el fundamento de esta cultura de oropel y apariencias, y del descalabro socioecómico de la España actual.
Vargas
Llosa insiste en la falta de altura estética de muchas producciones
Muñoz Molina
ejemplifica como esa falta de exigencia estética es a la vez causa y resultado de
la decadencia ética social.
Vargas
Llosa es más pesimista y apocalíptico que Muñoz Molina, y le cuesta mucho ver
la posibilidad de una recuperación de la alta cultura. Quizá se explique porque su
esteticismo resulta demasiado libresco para
alcanzar a la vida real.
La propuesta regeneradora de Muñoz Molina me parece viable y discreta, muy en la línea de lo que J. Habermas comenta en sus tratados sobre la ética del discurso y sobre las sociedades post-seculares. No sé si Muñoz Molina ha leído a Habermas, pero si no lo ha hecho le vendría bien para seguir desarrollando estas ideas y conseguir que más gente se suba al carro.
Y en cuanto al estilo, la verdad es que Todo lo que era sólido me ha parecido más cuidado y (valga el chiste malo) más sólido que La civilización del espectáculo. Seguramente se debe a que el libro de Vargas Llosa recoge materiales heterogéneos, como columnas periodísticas, discursos y ensayos. Por el contrario el de Muñoz Molina es un bloque único y homogéneo, conformado como unidad y también con un estilo muy cuidado.
¿Con cuál de los dos me quedo? Sencillamente creo que son complementarios. Con los consejos de Vargas Llosa podría salvarse la cultura más profunda, recuperar la diginidad del espíritu y salir de la vulgar frivolidad que nos está estragando los sentidos y el intelecto. Y con los de Muñoz Molina podríamos volvernos más dialogantes y responsables y superar ese c(a)inismo español que tanto nos paraliza. Quizá las heridas sean ya muy hondas, pero quizá no todo esté perdido. Si se les hiciera caso desde la política y desde la prensa...