sábado, 5 de febrero de 2011

La velocidad de la luz (Javier Cercas)

Pues no, creo que al final voy a tenerme que leerme alguna novela más de Javier Cercas para convencerme de además de ser un buen escritor es también un gran escritor. Es obvio que no se pueden negar  los aciertos y méritos de La velocidad..., entre ellos ese estilo fluido y ligero,  pero rico también, que permite leer la narración con facilidad y disfrutando del léxico. También son interesantes esas reflexiones sobre la violencia y la guerra, de mano del narrador y de mano también del 'loco lúcido ' de la novela, Rodney Falk, veterano de la Guerra de Vietnam, cuya historia debía también ser contada. Igualmente son interesantaes las que el narrador elabora acerca del éxito literario, a partir de los comentarios más o menos autobiográficos sobre  Soldados de Salamina. Algunos personajes también tienen su singularidad, sobre todo Rodney, e igualmente esa galería de personajes secundarios que se mueven en torno a ambos, a Rodney y al narrador.  

Pero el resto me ha recordado excesivamente a Soldados de Salamina. Ahí tenemos por ejemplo la misma perspectiva autobiográfica para narrar la historia, pero también acompañada de un continuo vaivén de lo ficticio a lo histórico con una frecuencia que realmente llega a cansar, por no añadir nada nuevo a las técnicas de Soldados.... Cansan también esas vueltas y revueltas de escepticismo posmoderno después de tantas afirmaciones que acaban siendo desmentidas o cuestionadas justo después de ser enunciadas. Igualmente el tono entre desengañado y pesimista -con destellos de esperanza e ironía- en que se mueve este narrador es exactamente el mismo que en su otra novela. Pero quizá lo menos acertado haya sido repetir la estrategia metaliteraria de Soldados..., es decir convertir en argumento de la novela el proceso de elaboración y creación de la misma. Para quienes hayan leído Soldados... y recuerden este recurso, La velocidad de la luz no les aportará tampoco nada nuevo, e incluso puede que lleguen a acertar el final de la novela.


No he leído todavía Anatomía de un instante, el último trabajo de Cercas, pero después de estas dos novelas, mi esperanza es que su autor haya conseguido lograr otros tonos y mostrar que domina otros recursos y otros  formatos. Por supuesto, ni Soldados... ni La velocidad... son en sí mismas novelas mediocres, pero vistas en conjunto muestran demasiadas repeticiones, demasiadas similitudes; el autor puede seguir explorando esos caminos y seguramente seguirá ofreciendo aciertos como éstos, pero no mostrará todavía que es de esos escritores que se mueven con completa soltura por un amplio número de ámbitos y que no se limita a repetir mecánicamente las fórmulas que le han llevado al éxito.  De nuevo, cada escritor es libre de elegir el camino que quiera, pero creo que también es verdad aquello que decía Gabrielle D'Annunzio: 'rinnovarse ó morire'. (Javier Cercas: La velocidad de la luz. Barcelona: Tusquets, 2005, 305 pp.).

P.D. Mi reseña de Soldados de Salaminaaquí.

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