Esta breve novela me ha parecido bastante interesante y lograda en el aspecto técnico y formal. Se trata de una narración compuesta por una serie de escenas independientes o semindependientes del momento central y más conocido, que es el suicidio de Mariano José Larra, el costumbrista español. Eso sirve de punto de partida para novelar otras escenas con personajes más o menos históricos y más o menos ficcionales, unas veces relacionados con la vida de Larra (Dolores Armijo, Mesonero Romanos, José Zorrilla, sus padres) y otras veces con lo más propiamente literario, pero también ligadas a ese leitmotiv (Felipe Trigo, escritor también suicida).
Cada escena suele formar un capítulo aparte para al final producir un panorama de conjunto donde Larra no sólo funciona como centro gravitatorio de la novela sino también de lo que creo que es la cosmovisión del autor, una visión bastante pesimista de la vida española que se simboliza con acierto en ese carnaval donde todo son máscaras, nieve y miserias. También me parece demasiado negativa la visión que Zúñiga da ser humano, primariamente egoísta e instintivo, y carente de todo idealismo o sentido de la esperanza. Esto ha sido lo más deprimente de su lectura, que queda relativamente compensada por un lenguaje cuidado, exigente, de frases largas pero bien construidas y, sobre todo, por un tono único muy sólido y constante, sin fisuras. Pero sigo sin estar seguro de que el comienzo del libro con un suicido, y la conclusión con otro más, aparte de un duelo fatal en el medio, esté al alcance de los ánimos de todos los lectores.
Finalmente, la novela se dirige a un público familiarizado con todas esas figuras literarias y con la vida política y social del siglo XIX español. El lector que no lo esté va a tener bastantes dificultades para disfrutar del libro. En resumen, un libro técnicamente irreprochable pero bastante pesimista, dirigido a un público minoritario y especialmente a aquellos que quieran ver en Larra y en su obra una especie de síntesis de la idiosincrasia española. (Juan Eduardo Zúñiga: Flores de plomo. Madrid: Alfaguara, 1999, 155 pp.).