La perspectiva del alienígena facilita la visión paródica de aspectos como los modos de vida catalanes y españoles, la anatomía humana, las máquinas e inventos, las costumbres sociales, las instituciones políticas y culturales, etc., etc. No cabe duda que Mendoza ha sabido sacar fruto de ese recurso narrativo y hacer de la novela una historia con momentos realmente logrados y divertidos. Ese tono alegre y desenfadado se mantiene bien a lo largo del libro, sin dejar paso a la sátira cruel o pesimista. De todas formas y especialmente al final, algunas situaciones pueden parecer un poco repetitivas, la voz del extraterrestre parece quedar opacada por la del propio autor, y algunas escenas resultan también demasiado 'comedieteras'.
El formato narrativo elegido -las entradas en un informe de viaje- no permiten mucha flexibilidad estilística, por ello no debe buscarse en este libro brillos estéticos o riquezas que Mendoza muestra en otras ocasiones. En cualquier caso aquí y allá brillan de vez en cuando esas singularidades propias de un buen escritor.
En definitiva, una obra menor, de la que no hay que esperar más que lo que creo que el autor ha querido conseguir: que el lector pase un buen rato, con una anécdota en principio intrascendente pero que deja al descubierto algunas de las ridículeces o sinsentidos de la España y la Cataluña del libro. La mención a algunos personajes históricos más o menos recientes (Marta Sánchez, Alfonso Guerra, Ángel Casas, etc.) puede despistar a los lectores más alejados del momento de la primera edición de la novela, hace ya casi veinte años (1991). Por cierto, me acabo de enterar que Mendoza ha ganado el premio Planeta 2010, con la novela titulada Riña de gatos. Madrid, 1936. (Eduardo Mendoza: Sin noticias de Gurb. Barcelona: Seix Barral, 1994, 139 pp.).
