Hasta ahora, la única novela que he leído de Trapiello, y me ha dejado un buen gusto de boca. Su planteamiento me ha parecido muy original. Es una novela policíaca que a la vez y de forma natural es una metanovela, una poética, un elogio y una parodia de toda la literatura detectivesca. No se ven muchas combinaciones así. Los personajes tienen más vida libresca que real, pero esto es precisamente lo que mejor encaja aquí, y el argumento está bien trabado y bien resuelto, aunque los expertos quizá piensen que el crimen que se narra no fue tan perfecto como se propone.
De forma natural Trapiello usa el texto para soltar sus demonios sobre la España actual, sobre lo políticamente correcto o sobre la ideología que se impone desde los ministerios. Barre con izquierdas, con derechas y con superficialidades existenciales y obsesiones guerracivilistas (que he agradecido y suscrito con gusto).
Dos cosas que a mi juicio habría que revisar: 1) la voz narrativa se cae un par de veces en las que la hilazón de la trama acaba resultando excesivamente débil (El resto de la narración se sostiene bien). Y 2) la transformación del principal personaje, de antihéroe a semihéroe, no acaba de ser consistente aunque sí gratificante. No pasa nada si se quiere mantener el argumento en el nivel no-mimético, pero sí puede ser una pequeña laguna si se pretende el realismo convincente, como creo que es el caso.
En cualquier caso, estas dos prevenciones no desmerecen el conjunto, y no deben impedir que el lector disfrute de lo que es un verdadera y afortunada ‘invención literaria’. Interesante como lectura de clase, y también fácil de leer, aunque conviene que los alumnos estén familiarizados al menos un poco con la novela policiaca. (Andrés Trapiello: Los amigos del crimen perfecto. Barcelona: Destino, 2003; Premio Nadal 2003).
De forma natural Trapiello usa el texto para soltar sus demonios sobre la España actual, sobre lo políticamente correcto o sobre la ideología que se impone desde los ministerios. Barre con izquierdas, con derechas y con superficialidades existenciales y obsesiones guerracivilistas (que he agradecido y suscrito con gusto).
Dos cosas que a mi juicio habría que revisar: 1) la voz narrativa se cae un par de veces en las que la hilazón de la trama acaba resultando excesivamente débil (El resto de la narración se sostiene bien). Y 2) la transformación del principal personaje, de antihéroe a semihéroe, no acaba de ser consistente aunque sí gratificante. No pasa nada si se quiere mantener el argumento en el nivel no-mimético, pero sí puede ser una pequeña laguna si se pretende el realismo convincente, como creo que es el caso.
En cualquier caso, estas dos prevenciones no desmerecen el conjunto, y no deben impedir que el lector disfrute de lo que es un verdadera y afortunada ‘invención literaria’. Interesante como lectura de clase, y también fácil de leer, aunque conviene que los alumnos estén familiarizados al menos un poco con la novela policiaca. (Andrés Trapiello: Los amigos del crimen perfecto. Barcelona: Destino, 2003; Premio Nadal 2003).